Los Veintisiete aplazan el acuerdo sobre las reglas fiscales en la UE
La presidencia española remite a los Estados su propuesta
Los Veintisiete no fueron capaces de cerrar ayer un acuerdo en torno a la reforma de las reglas fiscales, pero lo han rozado. Tras dos jornadas de largas negociaciones que acabaron el jueves a altas horas de la madrugada y se retomaron el viernes, los ministros de Finanzas de la Unión Europea (UE) lograron pactar un texto «al 90%» y, tanto la Presidencia española del Consejo Europeo como los representantes de la Comisión coincidieron en que el acuerdo «está más cerca», tras remitir la propuesta final a los Estados miembros, que esperan adoptarla «en los próximos días».
La Presidencia española del Consejo Europeo, encargada de pilotar las negociaciones sobre el nuevo marco fiscal, destacó ayer que «ha ido lo más lejos que ha podido». El trabajo continuará en los próximos días para tratar de cerrar un acuerdo político sobre el texto y, de ser necesario, se convocará una reunión de ministros extraordinaria la semana del 18 de diciembre. La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, destacó que «el calendario es perfecto para cerrar un acuerdo político», ya que una vez adoptada una postura común, los Veintisiete podrán pasar a negociar la reforma con el Parlamento Europeo.
La última propuesta sobre la mesa incluye las exigencias de Alemania y reclama un ajuste fiscal anual del 1% del PIB a los países con más deuda pública, entre ellos España, que debería reducir su deuda en unos 12.000 millones de euros al año. Para los países con una deuda de entre el 60% y el 90% del PIB, la Presidencia propone una reducción anual mínima del 0,5%.
En cuanto al déficit, se exige un ajuste del 0,5% para aquellos Estados miembros en los que el agujero fiscal supere el 3% de su PIB. En este punto, Francia ha exigido mayor flexibilidad, teniendo en cuenta el mayor coste de intereses, un punto que Berlín estaría dispuesta a aceptar hasta 2027.
Planes de ajuste a medida
La sustancia de la propuesta del Ejecutivo comunitario se mantiene. Cada país podrá negociar su propia senda de consolidación fiscal, de cuatro años de duración y ampliable a siete. Con estas nuevas reglas, Bruselas dejará de monitorizar la evolución de la deuda y del déficit de forma anual y solo tendrá en cuenta si se han cumplido los objetivos al final del periodo fijado por los planes nacionales.
Las diferencias entre los dos grandes bloques -liderados por Francia y Alemania- han retrasado la propuesta española e hicieron imposible un acuerdo este viernes, pero fuentes de la negociación destacaron ayer que las posturas, poco a poco, se van acercando. Los ministros son conscientes de la importancia de establecer un nuevo marco fiscal tras dos años en los que las reglas han estado suspendidas por la pandemia y la guerra en Ucrania. Fuentes europeas apuntaron ayer que «existe voluntad» para llegar a un acuerdo, pero que hace falta más trabajo para «calibrar» la nueva normativa. Por su parte, el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, señaló que «el tiempo es crucial teniendo en cuenta los desafíos que enfrenta la economía europea» y destacó que el texto español «mantiene un buen equilibrio».