Las ventas de juguetes se resienten por la inestabilidad de las economías domésticas
La campaña navideña cierra con la caída de las operaciones nacionales e internacionales
«Un año de reajuste y de gestión». Es lo que desde el sector apuntaban hace apenas un mes como previsible balance para la industria juguetera en 2023 y lo que, ya concluida la decisiva campaña navideña, se ha confirmado. Pero sería algo peor de lo esperado pues el mercado nacional, lejos de compensar la caída de las operaciones internacionales, habría descendido un poco.
La expectativa que manejaban desde la consultora especializada Circana era que las ventas en España mejorasen en un 1% las del año pasado o, al menos, las igualasen. Sin embargo, lo delicado de las economías doméstica han terminado echando por tierra esa previsión, hasta el punto de que en el conjunto del ejercicio se reducirían entre un 3% y un 4% pese a lograr una campaña navideña similar a la de 2022.
Los peores presagios los anticipaba la consultora financiera Fintonic, con un estudio entre las principales cadenas detallistas del país que apuntaba un descenso medio cercano al 9% en las ventas directas al consumidor en diciembre hasta Nochebuena.
Una señal nada baladí considerando que se trata de un sector muy estacional, donde la mitad de su negocio se dirime entre dicho mes y la primera semana de enero, que por sí sola supondría el 11%.
La consecuencia de ello es que España seguirá siendo el único país de la UE donde el sector no ha recuperado aún la rentabilidad de 2019, lamenta la presidenta de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), Marta Salmón, quien reivindica que se valore más a estos productos como un elemento educativo y de formación para los menores como se hace en el resto de Europa. En todo caso, ya advirtió días atrás que en un contexto económico adverso, «con dos guerras (Ucrania y Gaza) que añaden inestabilidad e incertidumbre, este año toca reajustar la situación».
Pendientes de un cierre de balance que aún tardará unas semanas en llegar, la facturación de la industria juguetera el año pasado estaría en una horquilla de entre 1.630 y 1.650 millones de euros respecto a los 1.699 millones contabilizados en 2022 (+0,4%). Por segmentos, las ventas nacionales habrían bajado finalmente cerca de un 1%, mientras que las exportaciones habían caído alrededor de un 4%. No obstante, las importaciones se ajustaron dos dígitos (en torno al 12%) respecto a los 1.555 millones del año anterior, lo que habría moderado algo el desfase en la balanza comercial.
Es el cuarto ejercicio consecutivo que el sector -donde predominan las pequeñas y medianas empresas- no termina de alcanzar los resultados deseados, aún con un 2022 de recuperación.