Boeing 737 MAX, el avión que no consigue volar y da alas a su competidor europeo
Airbus rompe récord de ventas y gana prestigio tras los últimos incidentes ocurridos
El Boeing 737 MAX está gafado. Esa es la razón más benigna para explicar lo que sucede con el avión estrella del fabricante estadounidense. Ese que protagonizó dos trágicos accidentes en Indonesia y Etiopía antes de que todas sus unidades fuesen retiradas durante 20 meses. Y el mismo al que ahora, después de su autorización para volver a volar, le cortan las alas de nuevo tras el incidente el pasado día 5 cuando una puerta salió volando a 5.000 metros de altitud.
Benigna porque hay otra explicación que cada vez coge más fuerza: la de que Boeing ha ido reduciendo sus estándares de calidad hasta poner en riesgo la seguridad de quienes viajan a bordo de sus aeronaves. El propio consejero delegado de la compañía, Dave Calhoun, ha reconocido que un episodio como el sufrido por Alaska Airlines «no debe suceder nunca».
Sin embargo, es algo que ya se esperaba Ed Pierson, un exempleado que en 2018 dio la voz de alarma sobre los problemas en la fabricación de los MAX, la serie creada para renovar el modelo más vendido de Boeing. «Desafortunadamente, lo sucedido no es una sorpresa», repite siempre que se le pregunta. «Ha habido más de veinte defectos de producción», sostiene, señalando a la cúpula de la empresa.
Calhoun se ha visto obligado a admitir que el último accidente se ha debido a «un problema de calidad». No solo porque los anclajes de la puerta del aparato no han funcionado bien -las autoridades investigan incluso si estaban instalados-, sino porque se permitió que ese avión volase. «Haremos todo lo posible para que algo así no vuelve a suceder», ha prometido el directivo, consciente de que cualquier paso en falso a estas alturas puede arrasar el futuro de Boeing.
El gran beneficiado de esta coyuntura es, lógicamente, Airbus. Sobre todo porque el accidente ha coincidido con el que sufrió un A350 de Japan Airlines durante el aterrizaje en Tokio, cuando chocó con un pequeño Dash-8 de la Guardia Costera de Japón que estaba indebidamente estacionado en la pista. A pesar de que se ha convertido en el primer aparato de este modelo que se destruye por completo, el comportamiento de sus materiales y de su diseño durante el incendio facilitó la evacuación segura de todos los pasajeros y le ha valido al fabricante todo tipo de elogios.
Son detalles que aupan a la marca. Las ventas del consorcio europeo -en firme y opcionales- superaron en 2023, por quinto año consecutivo, a las de su competidor americano. Es más, la empresa con base en Toulouse batió su récord gracias a un fin de año arrollador, en el que cerró acuerdos con Turkish Airlines, EasyJet y Lufthansa.