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El enigma de los discontinuos: cinco millones de contratos para crear 420.000 empleos

Hay 820.000 afiliados en esta modalidad y 780.000 que no están trabajando

La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, esta semana en un acto de la Mujer. FERNANDO VILLAR

Publicado por
Lucía Palacios
Madrid

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El Gobierno guarda con celo los datos de cuántos trabajadores fijos discontinuos hay en España y, sobre todo, cuántos no están activos en estos momentos y, por tanto, pese a tener un contrato en vigor, no trabajan y no cobran. Porque estas personas no se contabilizan en los datos de paro registrado que cada mes publica el Ministerio de Trabajo, aunque algunos puedan estar recibiendo una prestación.

Esto siempre ha sido así como repite a modo de mantra en su defensa el ministerio dirigido por Yolanda Díaz-, pero las reglas del juego sí han cambiado y el contrato que antes más se utilizaba para los empleos estacionales, el temporal, ahora está tan restringido a raíz de la reforma laboral que ha caído en picado y, en su lugar, ha emergido con una fuerza inusitada esta figura del fijo discontinuo que hasta ahora era solo residual.

La clave está en que esos centenares de miles de trabajadores temporales sí se iban a la lista del paro cuando terminaban su actividad y los fijos discontinuos no. ¿Cuántos son? ¿Dónde están? Sin datos oficiales no es posible dar una cifra precisa, pero sí se pueden analizar varias variables que permiten hacerse una idea del papel tan importante que han ido ganando en el mercado laboral español en estos dos años.

El doble de afiliados

A día de hoy, hay casi 820.000 afiliados medios inscritos bajo esta modalidad del fijo discontinuo, con datos del Ministerio de Seguridad Social a cierre de febrero. En el mismo mes de 2022, justo antes de que entraran en vigor las nuevas modalidades de contratación que trajo la reforma laboral, no llegaban a los 400.000. Significa esto que en estos dos años se han duplicado con creces al sumarse 420.000 nuevos cotizantes intermitentes. Lo sorprendente es que, para crear estos 420.000 empleos, se han tenido que firmar casi cinco millones de contratos fijos discontinuos. ¿Cómo puede haber una brecha tan grande tratándose además de un contrato fijo y que, por tanto, se presupone estable?

Hay tres respuestas posibles para explicarlo, según detalla Valentín Bote, director de Randstad Research. Una es que los empresarios hayan decidido finalizar muchos de esos contratos fijos discontinuos pese a haberles podido dejar en periodo de inactividad. Otra opción que puede darse es que un mismo trabajador tenga varios contratos firmados con empresas diferentes, algo que es perfectamente posible, como sucede, por ejemplo, con los temporeros del campo que trabajan para la recogida de la aceituna, de la fresa o del pimiento y tengan varios contratos activos. Y la tercera posibilidad es que se trate de personas que no están trabajando pese a tener el contrato en vigor por encontrarse en situación de inactividad.

Cuando un trabajador está inactivo, tiene dos opciones: darse de alta como demandante de empleo o que no lo haga, porque no hay ninguna obligación. Normalmente se registran aquellos que tienen derecho a cobrar prestación, mientras que los que no han cotizado lo suficiente o saben que les van a llamar de nuevo pronto, no lo hacen, porque conlleva mucho papeleo y burocracia. «Puede haber muchísimos más inactivos que los que dice el Sepe», advierte Bote.

Los inactivos, en máximos

En la actualidad hay 778.000 fijos discontinuos inactivos apuntados en el Sepe, máximo histórico, con los últimos datos disponibles del mes de enero. Son los que están clasificados como demandantes de empleo con relación laboral, que aunque no todos, la inmensa mayoría son discontinuos sin empleo, aunque ahí también se incluyen los trabajadores en Erte y otros colectivos, pero que son un número muy pequeño, residual. Este grupo de fijos discontinuos inactivos también se ha duplicado con la entrada en vigor de la reforma laboral y, de hecho, alcanza máximos históricos, exceptuando el periodo de la pandemia, cuando engordaron hasta cifras nunca vistas con los centenares de miles de trabajadores en Erte. Y si se analiza la evolución, se ve perfectamente cómo menguan en los meses buenos de creación de empleo, en temporada alta, y se elevan durante la temporada baja.

La gran mayoría de estos trabajadores intermitentes que en febrero no tenía empleo se concentra en la hostelería. Es más, una cuarta parte pertenece a este sector y está a la espera de que le llame de los hoteles, restaurantes o bares ahora que pronto empieza la temporada alta. Pero los trabajadores del campo forman también un grupo muy numeroso: unos 130.000 están sin actividad en la actualidad

Hostelería

La mayoría de los trabajadores que en febrero no tenía empleo se concentra en turismo