Energéticas y bancos asumen que seguirán pagando el mismo impuesto
Entre las promesas que la falta de Presupuestos se llevará por delante se encuentra el cambio previsto en el gravamen energético que puso en marcha el Gobierno en el verano de 2022, cuando arreciaba la crisis de la luz y el gas. Aquel tributo era extraordinario y pasaría a ser permanente. Y gravaba con un 1,2% la facturación de eléctricas y gasistas pero estaba llamado a «ajustarlo» para minimizar su impacto desde este año siempre que las compañías se comprometieran a realizar inversiones de sostenibilidad y descarbonización.
Esa era la intención de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, aunque debía contar con el aval de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Posiblemente se quedará en eso. En una idea. Porque sin proyecto de cuentas públicas, cualquier cambio es mucho más complejo y necesitaría una ley ‘ad hoc’ para modificarlo, con sus correspondientes mayorías en medio de tres procesos electorales.
Ante este panorama, las grandes energéticas españolas que abonan este tributo (Iberdrola, Endesa, Naturgy, Repsol o Cepsa, entre otras) han asumido ya que tendrán que seguir pagándolo en las mismas condiciones en las que se encuentra prorrogado desde el pasado 1 de enero. No era su previsión, pero el adiós a los Presupuestos de 2024 así lo provocará.
En cualquier caso, hay una diferencia sustancial entre el pago realizado hace un año -por el que se gravaban los ingresos del ejercicio fiscal de 2022- y el que acaban de realizar el pasado 20 de febrero, fecha límite para abonar el primer pago del tributo: las energéticas han abonado bastante menos dinero que hace un año, según apuntan fuentes del sector a este diario. ¿La causa? Que los precios se han relajado. Y que sus ingresos son inferiores.