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Compaginar pensión y trabajo será cada vez más difícil y menos rentable

La jubilación parcial y activa no triunfa en España: solo 133.000 personas se acogen a ella

Un trabajador limpia una estación de autobuses. ENRIQUE GARCÍA MEDINA

Publicado por
Lucía Palacios

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Compaginar trabajo y pensión es una especie en peligro de extinción. La jubilación en España es drástica: la inmensa mayoría de quienes lo hacen pasan de la noche a la mañana de trabajar ocho horas cada día a cero. Sin tránsito. De golpe y porrazo. A diferencia de otros países, donde sí está más extendida la opción de hacerlo gradualmente, de forma que no suponga tampoco un trauma, ni mental ni económico. Las personas que se jubilan y mantienen su empleo son pocas, muy pocas: apenas 133.000 en la actualidad del total de 6,3 millones de jubilados que hay, lo que representa poco más del 2%.

Y menos habrá en el futuro, puesto que el Gobierno pretende acotarla tanto y hacerla tan poco atractiva, que serán todavía menos los que puedan optar a acogerse a una modalidad híbrida y menos aún los que se decidan a dar el paso, puesto que será, además, menos rentable que ahora hacerlo. ¿Por qué? Porque una de las grandes novedades que traerá la reforma de la jubilación parcial -tal y como está planteada ahora- es establecer unos coeficientes reductores para la pensión -a semejanza de los que se aplican para la jubilación anticipada-, que además se mantendrían una vez alcanzada la jubilación completa. Y, al mismo tiempo, se retrasa a los autónomos cinco años poder cobrar el 100% de su pensión y continuar con su actividad, con lo que hasta los 70 años no accederían a su jubilación total. Dos pasos atrás que supondría un fuerte recorte de las pensiones de estos colectivos que ya están muy poco representados.

Las cuatro opciones En España, por regla general, cobrar la jubilación y un sueldo es incompatible, aunque se establecen algunas excepciones. Concretamente son cuatro: la jubilación parcial, que permite jubilarse gradualmente, ya sea antes o después de la edad legal, con un reparto proporcional entre pensión y salario, en paralelo a la reducción de jornada, y con un trabajador que lo releva; la jubilación activa, que se da cuando la persona se jubila y compatibiliza parte o toda su pensión con un trabajo remunerado, una modalidad a la que se acogen principalmente autónomos; la jubilación flexible, cuando un pensionista jubilado vuelve al mercado laboral, con un trabajo remunerado a tiempo parcial que disminuye proporcionalmente su pensión, una opción que prácticamente es inexistente; y, por último, la jubilación compatible con un trabajo autónomo, que es cuando un jubilado realiza trabajos por cuenta propia que nunca pueden exceder el salario mínimo.

Sin embargo, estas excepciones legales para compatibilizar la pensión con el trabajo retribuido están «llenas de desincentivos y disfunciones que las convierten en poco operativas, según denunció Fedea recientemente en un informe. Y, pese a que este ‘think tank’ pedía al Ejecutivo flexibilizar más las reglas para extenderlo y llegar a más gente y pese a que el anterior ministro, José Luis Escrivá, también se mostró un firme defensor de incentivar la jubilación parcial, la propuesta que hay encima de la mesa ha hecho todo lo contrario: ponerle más trabas y limitarla, con unos requisitos más duros y unos beneficios mucho menores, ya no solo porque cobrarían menos pensión, sino también porque se exige al que se jubila que vaya a trabajar a diario, al prohibir la concentración de jornada que está tan extendida.

Además, se retrasa hasta los 62 años en el mejor de los casos poder hacerlo, cuando en la actualidad se puede jubilar parcialmente a los 61 años si trabajas en la industria manufacturera. Lo que pretende el Gobierno es seguir aumentando la edad efectiva de jubilación -tal y como pidió el FMI hace un par de días en su último informe- y que su coste económico sea menor para las arcas del Estado y mayor para las empresas, a costa de elevar cotizaciones y recortar la pensión de los jubilados.

Más de 1.800 euros de pensión

No obstante, la edad media de acceso a la jubilación parcial ya ha aumentado un año en la última década: si en 2013 se situaba en los 61,5, ahora está en 62,5 años, aunque en la industria manufacturera cae hasta los 61,5 años, según datos del ministerio.

Y, además, su peso se ha ido reduciendo de forma considerable, hasta el punto de que se ha recortado a la mitad en apenas 15 años. En 2008 los jubilación parcial suponía el 14,7% del total de altas, mientras que ahora son solo el 7,4%.

Excepciones

En España, no se puede cobrar la jubilación y un sueldo, salvo en cuatro ocasiones que dicta la ley