El choque de trenes de Puente con Ouigo evidencia el retraso del AVE a París
La alta velocidad ferroviaria había sido hasta ahora competencia única de Renfe. Con sus trenes AVE llegan a 26 grandes ciudades españolas tras una inversión milmillonaria de más de 30 años por parte de Adif, la gestora pública de infraestructuras ferroviarias, es decir, a través de dinero público. Y esta es la razón fundamental esgrimida por el ministro de Transportes, Óscar Puente, a la hora de poner en duda el modelo «insostenible» de precios tan bajos de las nuevas competidoras: la italiana Iryo y, sobre todo, la francesa Ouigo.
Esta compañía privada en España FC lleva a cabo un modelo ‘low cost’ en aquellos países donde entra a operar con promociones de lanzamiento muy agresivas —la última, 10.000 billetes a solo un euro en su recién estrenado trayecto entre Madrid y Valladolid— y precios generalmente bajos. Su objetivo es llenar tanto sus trenes, que son a doble altura con capacidad para 500 personas por viaje, que les salga rentable la ruta. Y —según la operadora— lo están consiguiendo.
Pero los precios tan competitivos no es el verdadero origen del problema. La conectividad España-París por alta velocidad está retrasándose mucho más de lo previsto inicialmente. Desde el lado español, el Gobierno critica la ineficacia de la Administración francesa, con procesos burocráticos que están aplazando la puesta en marcha del servicio. Desde el lado francés, argumentan la dificultad técnica de avalar los sistemas de seguridad de los trenes españoles, con unas especificidades muy concretas. Fuentes del sector indican que hasta este momento Renfe no ha estado bien preparado para salir al exterior. Salir a operar en un país extranjero es muy complicado en el sector ferroviario por los costes fijos y las trabas en materia de infraestructuras que hay que superar, y el sistema de Renfe tiene aún «grandes ineficiencias», aseguran. «Cada país tiene un sistema operativo propio y el español y el francés aún no son compatibles», explica Álvarez, que considera que España y Francia no se han ocupado nunca de conectar bien sus grandes capitales por un problema sobre todo de distancia que hace ineficaz el transporte en tren. «Hay problemas técnicos pero también falta de interés porque el retorno de las inversiones es muy complicado», señala. Y es que la concentración de población en Francia vive en el norte, en París y alrededores, urbes muy lejanas a España donde el avión es una opción «mucho más potente». Con la llegada de la alta velocidad a París se ganarán una o dos horas respecto al viaje actual, «pero seguirán siendo unas cinco horas de viaje».