El pánico a una recesión en EE UU desata un terremoto en las Bolsas
El IBEX cayó en un 2,3% en su peor sesión en 17 meses y la bolsa japonesa colapsó un 12,40%
Pánico vendedor en las Bolsas mundiales. El aviso sísmico que la pasada semana dejaron varios datos macro en EE UU se convirtió ayer en un auténtico terremoto agitado por el histórico desplome de más del 12% sufrido de madrugada en la Bolsa de Tokio, su peor sesión desde 1987.
La virulencia de las caídas se expandió como la pólvora por todo el globo, con números rojos que llegaron a alcanzar el 6% en algunos mercados, aunque al cierre se moderaron. Italia, Londres y el índice Eurostoxx perdieron más de un 2%, también lejos de los mínimos marcados durante el día, mientras que en España, el Ibex-35 se dejó un 2,3% en su peor sesión en 17 meses, con todas sus cotizadas en rojo. El selectivo se despidió de los 10.500 puntos, en mínimos de marzo y limitando sus ganancias de este año a poco más del 2%.
Detrás de toda esa tensión se encuentra el drástico giro en las perspectivas económicas de los inversores. «Gran parte de la fortaleza que ha mostrado el mercado este año se ha apoyado en la confianza de un aterrizaje suave de la economía, donde los bancos centrales serían capaces de estabilizar la inflación sin llevar a la economía a una fuerte contracción», explica el analista Manuel Pinto. Y eso es precisamente lo que ahora se pone en duda. Sobre todo tras conocerse la fuerte ralentización del mercado laboral en EE UU, con la creación de tan solo 114.000 puestos de trabajo en julio -que se quedaron muy por debajo de lo esperado- y un notable repunte en la tasa de paro al 4,3%-.
Dicho y hecho
Los tambores de recesión vuelven a sonar con fuerza y los inversores empiezan a plantearse si la Reserva Federal (Fed) de EE UU no se habrá equivocado al esperar demasiado para rebajar tipos, agravando el enfriamiento económico. Tanto que algunas voces apuntan a una posible «intervención extra» o a un inesperado recorte de 50 puntos básicos en su próxima reunión de septiembre. Este cambio de sentimiento, impensable hace solo unas semanas, llega además en pleno agosto, con la caída en el volumen de negociación por las vacaciones de muchos inversores. Si a todo esto se suma la corrección sufrida por las grandes tecnológicas, el escenario es el ideal para apretar el botón de ventas y provocar el caos.
Los analistas coinciden además en otro factor detrás de este lunes negro en las Bolsas: el fuerte repunte del yen tras la subida de tipos de interés en Japón, que ha obligado a muchos inversores endeudados en esa divisa a cerrar sus posiciones de forma brusca, provocando el efecto dominó que tuvo su reacción inmediata en el desplome de la Bolsa de Tokio. ¿Cambio de tendencia? «El escenario plantea una pregunta fundamental: ¿estamos presenciando un cambio de tendencia o simplemente una corrección natural tras un período de crecimiento acelerado?», explica Javier Molina, analista de la plataforma eToro.
A su juicio, aunque las caídas son significativas, «pueden estar reflejando un ajuste necesario tras una revalorización insostenible». Sobre todo en el sector tecnológico, con valoraciones extremas en cotizadas como Nvidia -la niña bonita de la Inteligencia Artificial que ayer sufrió un desplome del 6%- o Intel, que hace unos días decepcionaba con sus resultados. «Amazon, por ejemplo, superó las estimaciones, pero preocupa la salud del consumidor, que negocia precios a la baja y no compra artículos de gran valor a un ritmo coherente con una economía robusta», añade Damian McIntyre desde la gestora de fondos Federated Hermes.
Además, «los mercados han acelerado mucho en estos años de bajos tipos de interés». Este tipo de crecimiento suele ser vulnerable a correcciones, especialmente cuando las condiciones monetarias comienzan a endurecerse como ahora», añade Molina. Con todo ese cóctel sobre la mesa, los inversores huyen del riesgo de las Bolsas y de las criptomonedas y buscan refugio en activos de deuda, considerados como más seguros. Al comprar bonos, el precio de estos activos se eleva, provocando un desplome en su rentabilidad (que se mueve de manera inversa).