La semana laboral de cuatro días, la gran promesa caída en el olvido
El debate parlamentario sobre la reducción de la semana laboral de 40 a 32 horas lo abrió Más País -la formación de Íñigo Errejón integrada en Sumar-, que condicionó su apoyo a los presupuestos de 2021 a la puesta en marcha de un programa piloto que el Gobierno se comprometió a financiar.
La dotación económica para implementarlo se retrasó a los presupuestos de 2022 por un importe de 10 millones de euros, su puesta en marcha no llegó hasta 2023 y hoy aún no se ha resuelto la convocatoria a la que se presentaron 41 pymes.
El objetivo del programa, que acumula meses de retraso, es impulsar la mejora de la productividad en pequeñas y medianas empresas privadas que desarrollen una actividad industrial a través de ayudas de hasta 200.000 euros a cambio de reducir durante un mínimo de 24 meses un 10 % de la jornada laboral sin bajar salarios.
Las 32 horas son, en cualquier caso, una reivindicación sindical a medio plazo en un contexto europeo en el que no se ha avanzado legalmente hacia ese objetivo, más allá de proyectos piloto en países como Reino Unido.
Bélgica reconoció la semana laboral de cuatro días en su última reforma laboral de 2022, lo que da la posibilidad de concentrar el trabajo en menos días pero sin reducir las 38 semanales establecidas legalmente.
Entre las empresas que ya han implantado en España la semana de cuatro días hay dos compañías andaluzas, Software DELSOL y Grupo Deluxe, que con jornadas máximas de 36 horas semanales han visto crecer la productividad y no prevén dar marcha atrás a una medida que ha propiciado «trabajadores más felices».
Han pasado casi cuatro años desde que Sofware DELSOL pusiera en el mapa a Jaén con la implantación de una jornada de entre 34 y 36 horas, repartidas en cuatro días a la semana que los empleados tienen flexibilidad para elegir porque la empresa está operativa de lunes a viernes