Sin ‘cash’: las tarjetas se imponen ya para pagar hasta en la playa
Su uso se ha extendido tanto que el importe medio ha caído por primera vez de los 30 euros
Si lo habitual hasta hace pocos años era que el dependiente de un comercio, un supermercado y hasta un chiringuito prefiriera el pago en efectivo, ahora la realidad pasa porque ese trabajador ya venga con un terminal de pago en su bolsillo para liquidar una compra. Por defecto, el pago con tarjeta se está imponiendo hasta tal punto que ya no es tan extraño abonar productos de pequeño valor (la barra de pan, un refresco o un simple café) con esta fórmula. Incluso está siendo la norma en plenas vacaciones, en lugares recónditos de la playa o la montaña, por mínimos que parezcan los importes a abonar. La realidad ha cambiado tanto desde la pandemia —cuando se priorizaba el pago en terminales (TPV) para evitar el contacto físico— que el importe medio por cada uso de las tarjetas se ha situado en el entorno de los 29 euros por operación. Esta cuantía simboliza la proliferación de los medios de pago electrónicos. Por primera vez en la historia, desde que existen datos oficiales al respecto, ese pago se ha situado por debajo de los 30 euros.
Aunque el descenso de ese importe medio ha sido relevante desde principios de 2020, con el ‘shock’ económico del coronavirus, en realidad la tendencia bajista ha sido constante casi desde el pico de la burbuja económica de 2007. En aquellos años, ese importe se encontraba por encima de los 50 euros por operación. Es decir, las compras que se realizaban con medios de pago electrónico servían para abonar operaciones de mayor importe. Pero poco a poco, a medida que se ha ido extendiendo el uso de las tarjetas y se ha ido limitando el efectivo, sirven ya para cualquier movimiento diario que realicemos. Esta realidad se explica, por una parte, porque la emisión de tarjetas se ha acelerado en todas las entidades. España ya cuenta con una media de dos tarjetas por cada habitante: en un país con 48 millones de ciudadanos, el parque de medios de pago electrónicos supera los 91 millones. En los cinco últimos años, el número de tarjetas en circulación ha aumentado a un ritmo del 7%. Y en las dos últimas décadas se han incrementado en más de un 40%. Ya hay pocas familias que no dispongan de algún medio de pago electrónico y no solo físico, sobre todo a través de los móviles, donde los bancos están introduciendo las aplicaciones de pago con tarjetas, lo que hace más fácil y ágil el pago evitando cada vez más el efectivo. Un reciente informe del Banco de España apuntaba que seis de cada diez españoles (65%) usó monedas o billetes a diario en 2023 y para casi la misma proporción de ciudadanos (60%), fue el medio de pago principal o más habitual a la hora de comprar en comercios físicos. En cualquier caso, España es uno de los socios de la UE más restrictivos en Europa cuando se trata del dinero físico. Hacienda aplica un límite de 1.000 euros para transacciones comerciales. Además, en el entorno futuro subyace la idea del euro digital, un impulso más para minimizar el pago en efectivo. Aunque no se prohibirá el ‘cash’.