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Las familias frenan el crédito fácil pese al mayor gasto en verano

El saldo vivo de tarjetas ‘revolving’ ronda los 10.600 millones de euros, un 11,6% menos

Una mujer extrae dinero de un cajero con una tarjeta ‘revolving’. EFE

Publicado por
CLARA ALBA
Madrid

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La moderación de la inflación y la resistencia del mercado laboral han contribuido a que las familias españolas limiten, aunque sea de forma moderada, la excesiva dependencia al crédito fácil que venían acumulando desde la pandemia. Es cierto que el endeudamiento sigue siendo la opción favorita para encarar las subidas de precios, sobre todo de cara al verano para financiar las vacaciones e incluso la vuelta al cole. Sin embargo, el repunte que se está experimentando en el crédito al consumo en general no se está replicando en la fórmula de las tarjetas ‘revolving’, que empiezan a mostrar signos de agotamiento tras años de elevada litigiosidad que también ha frenado su presencia en el escaparate bancario.

Según los últimos datos públicos del Banco de España, el saldo vivo de nuevas operaciones rondaba en junio los 10.600 millones de euros, un 11,6% menos respecto a los 12.000 millones de cierre de 2023. El dato, de hecho, no ha superado en ningún mes del ejercicio los 11.000 millones que sí se rebasaron ya a medidados de 2022, por primera vez desde antes del estallido de la pandemia y de la sentencia clave del Tribunal Supremo que calificó de usurarios los tipos de interés de estas tarjetas que fuesen «notablemente superiores al interés normal del dinero». Esta evolución evidencia que los hogares están tirando de otro tipo de préstamos al consumo para hacer frente a sus gastos, dejando a un lado estas tarjetas que cuentan con ciertas particularidades. Entre ellas, que la deuda derivada se ‘renueva’ mensualmente. Es decir, disminuye con los abonos que se hacen a través del pago de las cuotas, pero aumenta mediante el uso de la tarjeta (pagos, reintegros en cajero, etc), así como con los intereses —que son más elevados que los de otros créditos personales— las comisiones y otros gastos que se financian conjuntamente.

Los problemas que han generado a muchos usuarios —ahogados por la deuda acumulada— ha llevado a los bancos a ajustar su oferta a las decisiones de los tribunales, recortando el interés medio aplicado a este tipo de crédito del 21,07% al 20,10% actual en solo seis meses, según datos del Banco de España.

«El movimiento acerca a la totalidad de sector a converger en precio con las tablas del supervisor, que pasan a situar los tipos medios de las tarjetas de crédito del 18,2% de diciembre al 18,49% de junio», indican desde Asufin. Por otro lado, matizan que esta situación «mitiga la posibilidad de reclamación por tipos de interés desproporcionados, al no superar los seis puntos de diferencia que estableció el Supremo» en su día.

Desde Asufin atribuyen el descenso de los volúmenes a «la presión contra este producto que tantos problemas acarrea al consumidor, que ha provocado que las propias entidades retiren de sus portfolios o alteren sustancialmente las estrategias de captación de los clientes». Por ejemplo, algunas de estas tarjetas, como las de Wizink —recientemente sancionada por malas prácticas pasadas por el Banco de España—, ya no usan como reclamo para su contratación los pagos pequeños. «Por otro lado, también observamos una contención lógica en tanto que hemos asistido a una corrección a la baja de los tipos de interés, que impactan en el precio de la financiación», añaden.

En todo caso, la caída del saldo vivo en ‘revolving’ no ha tenido impacto sobre las cifras del total del crédito al consumo, que sigue creciendo al ritmo más rápido en casi dos décadas. En total, las familias acumulan más de 189.700 millones de euros en este tipo de préstamos, un dato que no se observaba en las estadísticas desde septiembre de 2006, antes del estallido de la burbuja económica de los años posteriores, con un especial crecimiento en el último año y medio.

«El desglose por finalidades releva que el impulso desde 2023 tiene su origen en la financiación de la compra de bienes duraderos», explica el Banco de España en su último Informe de Situación Financiera. Es decir, en aquellos productos de uso prolongado y una extensa vida útil, como pueden ser los automóviles, los electrodomésticos o el textil. El supervisor insiste en el «crecimiento robusto» de este gasto que es, precisamente, el que más se financia con crédito.

«En términos acumulados de cuatro trimestres, creció a una tasa interanual del 8% en el primer trimestre de 2024»,añade. El tirón también se observa en los préstamos al consumo de más corto plazo. A menos de un año —donde la demanda suele ser más compulsiva y se destina a bienes o productos como viajes— el saldo vivo se situó en junio en 46.571 millones de euros, máximos de toda la serie histórica del Banco de España que comienza en enero de 2003. Y eso que este tipo de préstamos se pagan —en términos de nuevas operaciones— al 4,69%, mucho más caros que el 3,71% aplicado a finales del pasado año y por encima también del 4,59% de hace justo doce meses.

El encarecimiento no se observa en todos los plazos. De hecho, el tipo medio ponderado de todo el crédito al consumo ha ido descendiendo prácticamente todos los meses este año -salvo un ligero repunte en abril-, pasando del 8% que rebasaba en enero al 7,66% actual.

El dato

Las familias acumulan más de 189.700 millones de euros en este tipo de préstamos ‘revolving’

Muchas de las batallas judiciales entre bancos y clientes por las tarjetas ‘revolving’ han llegado por la falta de transparencia con la que estos productos se comercializaban entre los usuarios financieros. Más allá de los bancos, otros establecimientos como cadenas de supermercados o incluso aerolíneas ofrecen sus propias tarjetas, con ofertas especiales si se usan en sus centros y, por lo general, sin el adecuado asesoramiento en el proceso de contratación.

Uno de los detalles de estas tarjetas es que el crédito puede devolverse a plazos, a través de cuotas periódicas que el cliente puede establecer como un porcentaje de la deuda existente o como una cuota fija, periódica, que se puede elegir y cambiar. Tal y como advierten desde el Banco de España, esta fórmula implica que si el cliente paga una cuota mensual baja respecto al importe de la deuda, la amortización del principal se realizará a un plazo muy largo, lo que puede derivar en que se tengan que pagar muchos intereses. Además, no se emite un cuadro de amortización previo (como sí ocurre, por ejemplo, cuando se contrata un préstamo), al variar la deuda y, en su caso, las cuotas mensuales a pagar.