España sale del alza de tipos con menos hipotecas pero más deudas
Los hogares han superado la vorágine de intereses sin que crezcan los impagos
Cuando el Banco Central Europeo (BCE) abogó por dar un giro de timón hace dos años subiendo los tipos de interés del 0% al 0,5% de una tacada saltaron todas las alarmas. Porque la memoria es frágil, pero los problemas que dejó la gran recesión de hace una década seguían en la retina de todos los españoles: impagos, sobreendeudamiento, desahucios, crisis...
Aun con todos los problemas que han afectado a una parte de la población en estos dos años, la economía ha salvado los muebles. Las peticiones para acogerse al nuevo Código de Buenas Prácticas Bancarias para facilitar el pago de las hipotecas apenas han superado las 60.000 del más de millón de casos que se preveían en un principio; los procesos de ejecución hipotecaria superaron los 9.000 el año pasado, un 20% menos que el anterior; y la morosidad se mantiene en el entorno del 3%.
El huracán de tipos, que ya comienza a remitir después de que el BCE haya vuelto a bajar los intereses hasta el 4% esta semana (3,5%, según la nueva referencia oficial), ha hecho mella, pero no han sucumbido las economías domésticas. «Las familias han sabido reajustar sus presupuestos familiares», sostiene Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y director de estudios financieros de Funcas. Las cuentas de los españoles se han transformado por completo en estos dos años, pero muy al contrario del sentido de lo que se pensaba: tienen menos deuda en hipotecas, pero muchos más compromisos para afrontar su día a día con todo tipo de préstamos.
A mediados de 2022, cuando el BCE comenzó su vorágine de tipos, el volumen de hipotecas en activo era de 514.000 millones de euros. Este verano, con el último dato de julio en vigor, se sitúa en 495.000 millones.
Es decir, se han quitado 20.000 millones de euros en hipotecas a pesar de que los incrementos de los intereses tensaron a una parte de los hogares.
El ahorro pandémico
En las bolsas de ahorro que muchos españoles consiguieron acumular durante la pandemia se encuentra buena parte de la explicación que argumenta este comportamiento inesperado. O, al menos, una práctica que no ocurría hasta ahora cuando subían los intereses. «Había mucho ahorro acumulado y eso ha tenido efectos positivos porque con menos deuda no hay tantos episodios traumáticos como los que hubo en la gran recesión», explica Santiago Carbó. Coincide en este planteamiento con otros analistas, como Luis Garvía profesor de Icade-Comillas: «De la pandemia salimos con ahorros y ese dinero, ante un sentimiento pesimista como el que hubo en su momento, tuvo unos primeros años de frugalidad y prudencia en el gasto, porque la gente fue prudente», explica.
Esa templanza hipotecaria instalada en los presupuestos familiares también se ha reflejado entre quienes han accedido al mercado inmobiliario para adquirir una vivienda, con créditos cada vez más vinculados a tipos fijos, frente a los variables: los primeros implican cuotas más elevadas pero estables a medio y largo plazo; y los segundos ofrecen mensualidades más baratas al principio, a costa de arriesgarse a subidas a lo largo de los 24 años que, de media, se contratan las hipotecas. Sin embargo, esa templanza que predominó durante los últimos meses de 2022 y los primeros de 2023 ha dado a paso a otra era sobre la que Garvía alerta: cada vez más hogares recurren a los créditos para financiar su consumo del día a día. Las estadísticas así lo reflejan.