Un 40% del alza del transporte público es de coches que vuelven a circular
Tras la pandemia —y con la subida de precios por la guerra de Ucrania como telón de fondo— se quiso dar un impulso a la movilidad en transporte público y el Gobierno aprobó unas subvenciones para viajeros frecuentes que suponen la gratuidad de la red de Cercanías y descuentos muy importantes en los trenes de media distancia, en los autobuses urbanos y la red de metro. Unas políticas públicas que al extenderlas se definieron como «estructurales», pero que ahora han decidido modificarse a partir del 1 de enero.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, ya ha comentado en más de una ocasión que las subvenciones tan agresivas de la red de transporte público estarán más focalizadas en jóvenes o personas con dificultades económicas, aunque aún no se han detallado quienes serán los que continúen beneficiándose de los descuentos. Pero pasar de una política de semigratuidad a volver a los precios de antes «tendrá un gran impacto en el uso del transporte público». Así lo considera Julián Sastre, presidente del Instituto de la Movilidad y director de la consultora Alomon, quien presentó su último estudio —que verá la luz en las próximas semanas— en la primera jornada de la Cátedra de Movilidad Sostenible patrocinada por Alsa y que tuvo lugar hace unos días en la Escuela de Ingenieros de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid.
Según sus datos, recolectados a través de una encuesta realizada por el Instituto de la Movilidad, el uso del transporte público se ha incrementado un 29% en estos dos últimos años con grandes subvenciones. La valoración de las medidas por parte de la sociedad es «muy positiva» y el 10% de los que no eran usuarios de transporte público se han subido al tren o al autobús en estos meses gracias a los descuentos. Los viajeros frecuentes han pasado del 17% del total de usuarios al 34% con las medidas de descuentos. El presidente del Instituto de la Movilidad explica que eso indica que antes se quería viajar más en transporte público -sobre todo los que ya lo usaban- pero no lo hacían por el alto precio. Este impacto tendrá su efecto negativo en enero, cuando el Gobierno modifique las condiciones por las que se puede acceder a los descuentos y dejará de ser una medida universal. El gran problema es, según los autores del estudio, que un 40% del incremento del uso del transporte público ha sido captado de conductores de vehículos privados que han pasado al metro o al bus, y en enero se replantearán volver al coche.