Varios expertos europeos proponen volver a un déficit público controlado para relanzar la economía

Las divergencias políticas que el posible ataque a Irak suscita entre los países europeos han ocultado las disensiones existentes entre los socios del euro sobre la política económica de los Doce en tiempo de crisis. Los expertos piensan que el problema presupuestario de algunos de los grandes -las dificultades de Francia, y, sobre todo de Alemania, para alcanzar la estabilidad de sus cuentas- volverá en breve al primer plano de la actualidad y se aprestan a proponer soluciones. El informe del Cesifo, que elaboran economistas de distintos países europeos, entre ellos España, con la coordinación y dirección de los institutos de investigación económica alemanes IFO (de referencia para las autoridades económicas y el mercado germano) y de la Universidad de Munich, defiende que los Estados puedan volver a presentar déficit en sus cuentas anuales, siempre que aborden en serio el peso relativo de su deuda pública. Para España -al igual que para Holanda y, fuera del euro, para Suecia y Hungría-, eso supondría colocar el techo de los «números rojos» en el 3,5 % del Producto Interior Bruto y abandonar el objetivo de «déficit cero» -el pasado año se cerró con dos décimas- para mejores tiempos. España está en el grupo de los países con una proporción de deuda entre el 45% y el 55 % del PIB. Con niveles inferiores, Irlanda, el Reino Unido, Finlandia y Dinamarca, entre otros países, podrían tener techos de déficit equivalentes al 4% del PIB. Francia, Alemania y Portugal, con deuda por debajo del 65%, tendrían puesto el límite en el 3%. Envejecimiento Los expertos no defienden la relajación fiscal. «Que algunos Estados miembros de la UE no cumplan las actuales reglas fiscales no debería conducir a su abolición» se anticipan a declarar. Pero aconsejan poner la vista en el medio y largo plazo, y, tras recordar que, en el futuro, «poblaciones cada vez más envejecidas pesarán cada vez más sobre los presupuestos del Estado», abogan por implantar la disciplina por otros caminos. Acotar la deuda y obligarse a respetarla impedirá, por ejemplo, que un país se endeude con el pretexto de invertir. Cualquiera podría optar por reclasificar su gasto corriente y presentarlo como inversión, advierten. Al final, esa inversión vuelve a generar gasto, en este caso financiero, por la carga de intereses. España hizo uso de este mecanismo por ejemplo con las cuentas de RTVE.