El G-7 se prepara para las posibles consecuencias económicas que tendría una guerra en Irak

Los ministros de Finanzas y los presidentes de los bancos centrales del grupo de los siete países más ricos del mundo (G-7: Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Canadá), reunidos este sábado en París, se mostraron dispuestos a «tomar las medidas que fueran necesarias» en caso de que «las perspectivas económicas se oscureciesen». Aunque ninguno de los representantes de los estados miembros de este colectivo selecto quiso mencionar de forma directa la anunciada guerra con Irak, su anuncio parece claramente vinculado a la situación en Oriente Medio. En la declaración conjunta difundida al término del encuentro, el G-7 sostiene que «si las perspectivas económicas se oscureciesen, estamos dispuestos a afrontar las medidas que sean necesarias». En la misma línea, destaca la «capacidad de reacción» de sus economías pese a las «dificultades de crecimiento» que éstas experimentan. «Estamos convencidos de la solidez de los principios fundamentales de nuestras economías», añade el texto. Por su parte, el ministro francés de Finanzas, Francis Mer, hizo referencia de forma indirecta a la actual crisis iraquí y a la posibilidad de una guerra contra Bagdad, señalando que «hay un contexto sociopolítico que no manejamos, pero esperamos que se resuelva lo antes posible». Asimismo, el ministro galo, que presidía la reunión, advirtió de que las dificultades de la actual situación económica aumentan la «incertidumbre» que pesa sobre las finanzas mundiales. No obstante, según Mer, los ministros del G-7 consideran que no se planteará un «problema de escasez» de petróleo por el momento, por lo que estos países no deberán recurrir a sus reservas petrolíferas. Por otro lado, los miembros del G-7 instaron a Argentina a adoptar nuevas medidas para recomponer su maltrecha economía.