Los impuestos colocan al país en el segundo puesto entre los «grandes» de la UE
España compra el crudo más barato y lo vende el más caro
España fue, en el 2002, el país de la Unión Europea al que más barato le salió el petróleo crudo (cifras medias expresadas en toneladas métricas y dólares). Sin emba
Sólo Italia, de acuerdo con datos del Boletín Petrolífero de la UE, de Platt''s Oilgram Database y de la Agencia Internacional de la Energía, utilizados para la realización de esta información, registró unos costos de refinados del petróleo (margen del refinero incluido), claramente por encima de los españoles. A España, hasta noviembre de 2002, (últimos datos disponibles en Bruselas al respecto), el crudo adquirido le había costado una media de 168,04 dólares la tonelada cuando al resto de la UE la cifra se le situaba en 179,28 dólares, con picos significativos en Irlanda (190,59 dólares), Reino Unido (182,99), Dinamarca (182,34) y Bélgica (182,03). A pie de refinería, en cambio, antes de impuestos y del margen de distribución, la gasolina sin plomo de 95 octanos era en España la segunda más cara de los socios grandes de la Unión, con precios que, a todo lo largo de 2002, oscilaron entre los 360 y los 400 euros por tonelada, con picos en abril y octubre de 453,49 euros y 443,30, respectivamente. El gasóleo de automoción registraba un comportamiento muy similar: sus valores en refinería, a todo lo largo del año, oscilaron entre los 339,96 euros por tonelada y los 351,6 de diciembre, con momentos álgidos en abril (377,72) y octubre (381,83). Luego, en gasolinera, los precios de venta al público, tanto del gasóleo de automoción como de la gasolina sin plomo Euro-95, eran los más baratos de entre los cinco grandes, debido, sin duda, a la fiscalidad que en España es baja con respecto a la inmensa mayoría de los socios comunitarios. Las referencias precedentes permiten concluir que en España, el sector refinero, que tiene vínculos estructurales con el suministro de crudo, (las empresas son propietarias de yacimientos), no es el «alumno más aplicado» en el esfuerzo colectivo por conseguir unos precios de los carburantes bajos (si es que ese esfuerzo existe). Porque los hechos son incuestionables: la gasolina euro y el gasóleo de automoción salen de refinería, en España, a precios sensiblemente superiores a los de Francia, Alemania y Reino Unido. En el conjunto de los Quince, los precios en refinería de los carburantes españoles (de la Euro en concreto), se situaron en 2002 entre el cuarto y el séptimo lugar por arriba, después de países como Dinamarca, Irlanda, Holanda, Grecia, Luxemburgo o Finlandia. La curva de precios muestra que durante todo el año pasado, las muy débiles oscilaciones observadas en el precio del crudo adquirido por las empresas españolas, (el cual, por otra parte, calca el precio de la tonelada de Brent dated en el mercado spot de Rotterdam), y sus consecuencias en el precio antes de impuestos fueron repercutidas al consumidor con un ligero retraso (de un mes). Sólo la inflexión de precios de octubre fue inmediatamente trasladada a los consumidores. Por cierto que, a todo lo largo del año pasado, siete países de la UE, Grecia, Alemania (dos veces), Bélgica, Holanda, (dos veces) Portugal, Suecia y Finlandia, acrecentaron la fiscalidad sobre la Euro y nueve, Grecia, Alemania (dos veces), Bélgica, Portugal (dos veces), Holanda (dos veces), Francia, Irlanda, Suecia y Finlandia, lo hicieron sobre el diesel. La lectura de los datos es clara. En España, la fiscalidad es baja y el precio final de los carburantes también, pero los refineros producen gasolinas y gasóleos ya de por sí caros. ¿Acaso son tan poco eficientes?