Duhalde firma un decreto que pone fin al «corralón» argentino

La diferencia entre lo que resulte de ese cálculo y la cotización actual del dólar -este viernes cerró a 2,96 pesos para la venta- será solventada por el estado mediante un bono en dólares a 10 años (denominado boden 2013). Los ahorradores que tenían entre 30.000 y 100.000 dólares podrán recuperar el dinero en esas mismas condiciones pero tendrán que esperar un plazo de 90 días en el que su dinero quedará en un plazo fijo. Por encima de 100.000 dólares, el plazo se extenderá a 120 días antes de cobrar el bono. El costo fiscal para el Estado es de 3.000 millones de dólares. Por eso, si bien para muchos beneficiarios la propuesta es la más conveniente en 16 meses, algunos cuestionan que sea el Estado -y no los bancos- el que pague la diferencia. De esta manera, el gobierno pone fin al problema suscitado a finales del 2001 cuando el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, anunció la indisponibilidad del dinero en los bancos por un plazo que iba a ser, en principio, de 90 días hasta detener la salida masiva de depósitos. La medida provocó un fuerte malestar entre ahorradores y precipitó la crisis financiera, social y política. En enero de 2002 Duhalde asumió el poder y se devaluó el peso, que había tenido una paridad equivalente al dólar durante más de una década. La inmovilidad de los depósitos, sumada a la devaluación, provocó nuevas reacciones airadas de los ahorradores que reclamaban la devolución de su dinero en dólares o en pesos a la cotización de mercado, cuando ésta última llegó a superar los 3,80 pesos en abril de ese mismo año. Durante todo el 2002, Duhalde dispuso una serie de medidas paliativas para los ahorradores. El menú incluyó la devolución en efectivo a depositantes de pequeñas cuantías, la reprogramación de vencimientos con plazos de entre tres y 10 años, y la entrega de bonos del Estado. La nueva propuesta, la mejor, pone punto final al problema. En diciembre de 2001, el Gobierno de De la Rúa impuso el «corralito», un sistema que restringió la disponibilidad de los depósitos bancarios y que generó la ira de los ahorradores. Pero en enero de 2002, con Duhalde como presidente y casi coincidiendo con el fin de once años de paridad cambiaria, se implementó el llamado «corralón» bancario.