OPINIÓN Manuel Portela
Los datos de la EPA
Todos los Gobiernos de los países de la OCDE llevan tiempo reformando la metodología de las estadísticas económicas. Los resultados obtenidos muestran haber sacado a la luz una mejora, eficaz y elegante, de la interpretación de los datos: la inflación se reduce porque antes estaba sobrevalorada, el PIB crece porque estaba infravalorado y el consumo y el empleo aumentan porque la base de cálculo respectiva se ha modernizado. En España la reforma se aplicó en la pasada primavera, con lo que ya es posible hacer una comparación interanual. En esta ocasión las cifras obtenidas, referidas a la temporada de invierno, mantienen una evolución idéntica a la de los trimestres precedentes: crecen, a la vez, la población dispuesta a trabajar, el empleo disponible y la tasa de paro. En comparación con el mismo trimestre del año anterior aumenta mucho el paro (un 4,88%), sobre todo en la agricultura (8,81%), en la industria (8,39%) y en los servicios (7,16%). Crecen las contrataciones indefinidas (un 4,68%), sobre todo de mujeres, y se reduce el crecimiento de los contratos temporales. Además, desciende el número de autónomos. Un dato significativo es que aumenta el empleo de los mayores de 55 años (un 4,41%) y disminuye el de los jóvenes menores de 19 años (un 15,46%). En comparación con el trimestre anterior, la EPA dice que casi todo el nuevo empleo creado (55.100 personas) ha sido ocupado por crecimiento de la población activa (119.800 personas) y no por parados (que han aumentado en 64.500 personas). El fuerte crecimiento de la población dispuesta a trabajar (478.500 personas) explicaría el escaso crecimiento de los salarios. Y explicaría también el crecimiento del paro, hasta las 2.182.700 personas (con una tasa de paro del 11,73%), lo cual contrasta con la elevada demanda de inmigrantes para trabajos de baja cualificación. Es decir que, ante la desaceleración económica, el mercado laboral debe estar ajustándose vía precios y no tanto vía cantidades. Eso es importante, porque significa confianza en el futuro económico: si las empresas deciden no profundizar en el ajuste de plantillas, como se está haciendo en otros países europeos, es que los empresarios quieren mantener la capacidad de respuesta ante una posible recuperación antes de finales de año.