Bruselas «abronca» a los sindicatos

A Praga se han trasladado los dirigentes de CC.OO. y UGT, José María Fidalgo y Cándido Méndez. Ambas organizaciones, junto con la central vasca ELA, son las tres organizaciones españolas miembros de la CES. El X congreso tiene una relevancia muy especial para UGT, puesto que su líder será elegido presidente de la confederación en sustitución del austriaco Frits Verzentnitsch. También en la Secretaría General habrá cambios, el italiano Emilio Gabaglio dejará su puesto al británico, John Monks. Los dirigentes de la CES se muestran conscientes de que su congreso se desarrolla en un escenario marcado por serias preocupaciones, en el que las relaciones internacionales están en tela de juicio, la recesión económica se hace cada vez más patente, los ciudadanos se manifiestan en la calle en protesta por los recortes sociales que pretenden varios gobiernos y 10 países están en la puerta de la Unión para entrar el 1 de enero de 2004. En definitiva, mantienen que el futuro de Europa está en juego «a menos que se adopten medidas que fomenten el fortalecimiento del modelo social». Abrir los ojos Emilio Gabaglio recordó que para la UE social «el pleno empleo es esencial», es decir, alcanzar en el año 2010 un tasa de paro del 5%, de acuerdo con el compromiso que los jefes de Estado y de Gobierno adquirieron en el año 2000 en la cumbre de Lisboa. Sin embargo lamentó que se trate de un objetivo que se encuentra en «un callejón sin salida» porque el desempleo aumenta y los Estados están al borde de la recesión; mientras las autoridades europeas permanecen inactivas y «niegan la evidencia». Diamantopoulou instó a los sindicatos a que miren hacia dentro para fortalecerse. «Estamos en una encrucijada de la Historia en la que la UE se enfrenta a su destino con 10 nuevos paises», recordó. Resaltó el enorme reto que representa la ampliación e instó a los agentes sociales a reforzar su papel para apoyar el delicado y difícil proceso de ajustes económicos que se avecina. En su opinión, el diálogo social es débil en los países candidatos, sobre todo en el ámbito sectorial y planteó la necesidad de que los sindicatos se adapten y tengan en cuenta esa situación para «representar a la fuerza laboral menos privilegiada» en la que incluyó a los inmigrantes, a los trabajadores de la económía sumergida y a los sujetos a contratos temporales y excesivamente flexibles, a las minorías y a los colectivos nómadas. Además,los sindicatos deben ampliar su acción a nuevas áreas y autopreguntarse si necesitan variar sus estructuras, planteó.