YA LLEGÓ, ya está aquí. Las grandes entidades financieras se han enzarzado en algo parecido a una guerra de hipotecas. Es el ¿quién da más? metamorfoseado en un ¿quién pide menos? Los tipos de interés nunca habían estado tan bajos en la zona euro. Los analistas piensan que todavía pueden bajar algo más en la recta final del año, quizá hasta el 1,75 por ciento. Luego... ya veremos. Los expertos creen que el precio del dinero subirá a la vuelta de unos meses. Y lo hará al mismo ritmo que se recupere la actividad económica y repunten los precios de consumo. Más nos vale, porque los observadores se han quedado con una incómoda impresión dentro del cuerpo. Es algo así como
. Mejor que la economía empiece a ofrecer síntomas solventes y tranquilizadores de recuperación, porque la Reserva Federal, con el último recorte en el precio del dinero, se ha quedado ya prácticamente sin munición. El Banco Central Europeo pegará seguramente el último tiro después del verano y después también se quedará sin balas en la recámara. El dinero es un bien barato en todas las economías occidentales. Los tipos están prácticamente al cero por ciento en Japón, al 1 por ciento en Estados Unidos y al 2 por ciento en Europa. A primera vista, da la impresión de que éste sería el momento ideal para endeudarse hasta los ojos. Pero existe una pequeña pega. Y es que los tipos en mínimos conviven con unos precios en máximos en el mercado inmobiliario. La financiación no es cara. Lo caro es el bien a financiar, porque quizá no exista burbuja inmobiliaria como se repite desde todas las instancias de la Administración, pero lo cierto es que los precios de las casas se acercan rápidamente a esos niveles en los que, simplemente, nadie puede pagarlos. Por baratos que sean los créditos. Nadie olvida tampoco que el gobernador del Banco de España y otras autoridades vienen advirtiendo sistemáticamente en los últimos meses sobre el elevado endeudamiento de las familias y los altos precios de la vivienda. Con el precio del dinero en niveles tan bajos como los actuales, conviene reflexionar sobre un cambio de hipoteca de tipo variable a tipo fijo o, al menos, a un crédito mixto, es decir con un primer tramo fijo y un segundo variable. Pero sin olvidar que los tipos subirán.