Posibles riesgos y desequilibrios

Las perspectivas de crecimiento de la economía española en el corto y medio plazo necesitan que se confirme la tantas veces anunciada recuperación de las economías de su entorno. El Instituto Nacional de Economía acaba de corregir al alza los datos de evolución del Producto Interior Bruto de pasados trimestres, y puesto en evidencia que el principal soporte ha sido el gasto de consumo (de los hogares y las Administraciones Públicas), mientras el sector exterior ha restado más de lo estimado inicialmente. Para que se acelere la expansión convendría, además del crecimiento acompasado de otros socios de la zona euro, y de una recuperación de la confianza empresarial que sirva de estímulo a la inversión, que se desactiven otros riesgos bien conocidos. La burbuja inmobiliaria el principal de ellos. La suscripción de hipotecas sobre viviendas sigue creciendo a ritmo de dos dígitos, y el endeudamiento de las familias difícilmente soportará la presión de un brusco encarecimiento del precio del dinero que se está produciendo en los últimos meses. La carestía del suelo, como la elevada proporción de empleos temporales o el escaso avance de la productividad por empleado son otros desafíos que van a persistir más allá del calendario de las próximas elecciones generales previstas para marzo, así que no se le allana el camino al Gobierno.