El hombre sin ambigüedades

CON ALGÚN retraso, debido a sus problemas judiciales con el Crédit Lyonnais cuando era director del Tesoro de Francia, Jean-Claude Trichet ha llegado a la presidencia del Banco Central Europeo, que dirige la política monetaria de los doce países integrados en la moneda única. Sustituye al holandés Duisemberg en un momento francamente delicado ya que tanto Francia como Alemania están poniendo en peligro la solvencia del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que es el fundamento de la divisa común. Trichet no ha sido sin embargo ambiguo en absoluto: piensa que es un profundo error aplicar políticas keynesianas, de apelación al déficit, para promover el crecimiento económico porque lo importante es conseguir la confianza de los agentes económicos con políticas ortodoxas. De momento, no se esperan cambios en el BCE ni variaciones en los tipos de interés, pero sí que el nuevo presidente dé más batalla que su predecesor en pro de la estabilidad y la fortaleza del euro, para lo que es indispensable que el eje franco-alemán se adapte a los compromisos de estabilidad contraídos solemnemente en los tratados vigentes.