El sector considera insuficientes las multas impuestas a los ladrones

Los responsables de seguridad de las empresas minoristas suelen mencionar la levedad de las sanciones impuestas como uno de los principales problemas para atajar el hurto. Aseguran que, a la vista de este hecho, no es extraño que los delincuentes reincidan una y otra vez antes de que el sistema judicial llegue a adoptar las medidas necesarias. En varios países europeos se establece un valor mínimo para distinguir los casos de falta de los de delito. En el caso de España, esta cantidad es de 300 euros (50.000 pesetas). Así, la mayor parte del hurto en las tiendas se considera falta y, salvo que el sujeto sea sorprendido robando en varias ocasiones en un mismo establecimiento, es muy raro que la policía llegue a intervenir. Acuerdo Y es que en la mayoría de los Estados en los que se establece un umbral mínimo para considerar una falta como delito, los casos menores no suelen fallarse en los juzgados penales. En estos países, la mayor parte de las veces el caso se resuelve como un asunto particular entre el comercio y el sujeto que ha cometido el robo, a quien se le suele cobrar el valor de los objetos sustraídos para, posteriormente, dejar que se marche. Actividad rentable En este sentido, los responsables de seguridad de las empresas del sector señalan que la voluntad de los sistemas judiciales de no confundir a los pequeños infractores con delincuentes puede acabar convirtiendo la reincidencia en una actividad rentable para la que no se imponen sanciones mayores que una orden de rehabilitación de toxicomanías, una multa reducida o unas pocas horas de trabajos sociales. Poco, según los comerciantes españoles.