El contable de Parmalat entrega las cuentas de la empresa ocultas en su ordenador

El contable de Parmalat, Gianfranco Bocchi, que se pasó la víspera del escándalo destruyendo discos duros y documentos, encontró ayer en su ordenador las auténticas cuentas de la compañía, con el agujero de 10.000 millones de euros aún sin maquillar. Bocchi, conducido a su antiguo despacho por la Policía, habría dado con un borrador de los balances reales que permitirá reconstruir el fraude. La visita de Bocchi y el director financiero, Fausto Tonna, (ambos en prisión desde Nochevieja), a la sede de Parmalat sirvió de ayuda de primera mano. En esta labor de arrojar luz sobre un escándalo increíble en el que han fallado todos los controles, ayer fue el turno de la Consob, la autoridad bursátil italiana. Su presidente, Lamberto Cardia, habló durante más de cinco horas ante una comisión parlamentaria para explicar su actuación en los meses previos a la quiebra. Cardia aseguró que su actuación fue correcta, pero impotente ante «una estafa de dimensiones ultranacionales y con un diseño delictivo». Los ministros de Economía europeos, reunidos en Bruselas en el consejo del Ecofin, también abordaron la quiebra de Parmalat para evitar que en el futuro se repitan casos similares. Incluso se plantean introducir cambios en la octava directiva de sociedades, prevista para el mes de marzo.