La eventualidad laboral de los españoles, el doble que la de la UE

La eventualidad laboral entre los jóvenes españoles alcanza el 73,1% frente al 36,6% de la Unión Europea (UE). Además, un contrato inestable, que no suele sobrepasar los tres meses, supone un 48% menos de retribución que una colocación indefinida y está sujeto a una indemnización media que no llega al euro diario. Ante esta precariedad laboral el Consejo de la Juventud de España, CC.OO., UGT y USO han puesto en marcha una campaña de concienciación, que se difundirá con folletos, carteles y página web (www.cje.org/trabajaporlojusto). El objetivo de esta operación, que se desarrollará bajo el lema de «trabaja por lo justo», es llamar la atención sobre la situación del mercado de trabajo y, sobre todo, su repercusión entre los menores de 25 años. Los organizadores de la campaña pretenden conseguir que se tomen medidas y están dispuestos a informar sobre qué pueden hacer los jóvenes individual o colectivamente para acabar con la precariedad laboral que padecen. Los responsables del Consejo y de los sindicatos insistieron en que el alto índice de temporalidad provoca un gran número de jóvenes que periódicamente cambia de empleo. A título de ejemplo, explicaron que en 2002 a más de 3,5 millones de jóvenes se les realizaron más de 7,5 millones de contratos, según datos que figuran en el Observatorio Ocupacional del Instituto Nacional de Empleo (INEM). La falta de estabilidad laboral también influye en la siniestralidad. Prueba de ello, es que Eurostat ha publicado que «hay el doble de accidentes entre los trabajadores de 18 a 24 años, que entre los de 45 a 54». Así, en España, los diversos informes desvelan que el perfil de un accidentado laboral responde al de un joven varón, de entre 16 y 25 años, con un contrato inferior a seis meses, que en la mayoría de los casos, posee una baja cualificación y desarrolla su actividad en una empresa con menos de 50 empleados. El Consejo mantiene que esta precariedad laboral influye en otros aspectos de la vida de los jóvenes y fomenta la búsqueda de una salida individual a problemas que, en realidad, son sociales y colectivos. Sus responsables aseguran que el joven acaba por interiorizar y por ver con cierta normalidad la precariedad de las condiciones en las que vive. En este contexto se produce una pérdida de derechos laborales a cambio de una supuesta estabilidad y aparecen ritmos de trabajo frenéticos y mayor índice de siniestros.