Investigan los listados que el contable de Parmalat dejó donde se suicidó
La instrucción del caso de la quiebra fraudulenta de Parmalat se detuvo ayer tras el trágico episodio del suicidio de uno de los empleados y la investigación se ha centrado momentáneamente en comprender por qué lo hizo. Según los magistrados y la Policía, no habría ninguna razón relacionada con las pesquisas, pues Alessandro Bassi no estaba bajo sospecha. En busca de algún indicio, la única pista hasta ahora es el material hallado en el lugar del suicidio. Se trata de quince listados de movimientos bancarios, obtenidos de cajeros automáticos, que el fallecido llevaba en el bolsillo y del contenido de un maletín encontrado dentro de su coche con diversa documentación. «Era normal que tuviera papeles de la empresa encima, pero veremos si nos dicen algo», declaró una de las fiscales. Pese a ser en principio ajeno a los delitos cometidos en la empresa, Bassi trabajaba a las órdenes de los dos presuntos cerebros de la estafa, los directores financieros Fausto Tonna y Luciano del Soldato, ambos en prisión. Por esa razón, según sus compañeros se sentía muy presionado por el escándalo.