La reunión del G-7 pone de manifiesto las diferencias entre EE.?UU. y Europa

La cumbre del grupo de los siete países más industrializados del mundo (G-7), que se celebra desde ayer en Boca Ratón (EE.?UU.), ha puesto de manifiesto las profundas diferencias que los países europeos y Estados Unidos mantienen sobre los asuntos más candentes de la política económica internacional, las medidas de reactivación, la caída del dólar, el gigantesco déficit estadounidense y la reconstrucción de Irak. Para los países europeos del G-7, Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia, la prioridad del momento es poner freno a la continua depreciación del dólar que tanto daño está haciendo a las exportaciones de la eurozona, mientras que Estados Unidos, -beneficiado por el actual tipo de cambio-, insiste en anteponer medidas de reactivación a cualquier otro asunto. A falta de la declaración final de la reunión, las palabras del secretario norteamericano del Tesoro, John Snow, son aviso para navegantes: no habrá decisiones sobre el dólar en periodo preelectoral, a lo sumo, habrá medidas para fomentar el ahorro en Estados Unidos, que podría facilitar a medio plazo una subida de tipos que apoyaría el cambio del dólar, poca cosa para las aspiraciones europeas. El «mea culpa» En la cumbre del G-7, Estados Unidos ha entonado también el «mea culpa» por el excesivo déficit, -447.000 millones de dólares este año-, que los expertos consideran amenaza para la economía mundial, y se ha comprometido a reducirlo a la mitad en los próximos cinco años. Por su parte, Japón, haciendo gala de pragmatismo doméstico, reiteró que, a falta de compromisos para combatir la volatilidad de los mercados de divisas, -el euro ha subido un 12 por ciento en cuatro meses frente al dólar-, seguirá con su política de intervenciones masivas para favorecer el tipo de cambio del yen y proteger así su economía.