Las empresas españolas preveían avances del 10% en ventas este año El BSCH y el BBVA confían en que afloren sus políticas de saneamiento No hay cifra para tanto dolor

«Es pronto para decir algo». Analistas, expertos de las firmas de bolsa, responsables de los servicios de estudios, se refugian en este comentario cuando se les pregunta si los atentados de Madrid cambiarán la evolución de las cuentas de las grandes empresas españolas en el corto plazo. Los gestores de las principales compañías habían previsto una mejora global del 10% en su facturación y ganancias para este año, y muchas de ellas están inmersas en planes estratégicos basados en la expansión de sus negocios. Hasta el pasado jueves, la apuesta firme era el crecimiento. A pocas fechas del primer aniversario de la guerra de Irak, la confianza había vuelto a los mercados de valores españoles. El índice que refleja la marcha de las compañías más negociadas, el Ibex 35, acumulaba en ese momento un aumento cercano al 30% desde el 12 de marzo del 2003, fecha de referencia de sus valores mínimos, secuela del ataque armado contra el régimen de Sadam Husein. Los atentados sumieron a las bolsas españolas en un «periodo negro», que está desinflando rápidamente ese porcentaje. Pero Europa también avanza por la senda de la recuperación, y las empresas españolas comenzaron a reconquistar esos mercados en los meses finales del pasado año. Para que España pueda alcanzar su potencial de crecimiento -estimado en un avance anual del 3% del PIB, medio punto superior al que se calcula para la zona euro-, es decisivo que los socios comunitarios despeguen, de manera que el comercio exterior tome el relevo al consumo interno. Marco favorable En los meses que llevamos de año, las empresas españolas no financieras, los bancos y las cajas de ahorro, al tiempo que daban a conocer sus resultados, han ido formulando compromisos sobre ganancias futuras y adecuando los planes estratégicos en marcha a un escenario económico que se presentaba cada vez más favorable. También se estaba aclarando considerablemente, día a día, el horizonte de los países latinoamericanos. Las cuentas de unas cuantas empresas -los grandes bancos, Telefónica, Repsol YPF, Endesa- se han resentido en los dos últimos años de las depreciaciones de las monedas locales de esa región, y en última instancia, de la apreciación del euro respecto al dólar, un efecto que ahora se considera incorporado. Unas pocas sociedades se habían mostrado algo más cautelosas y esa prudencia aparece más que justificada en estos momentos. Iberia no dio previsión anual de resultados para este año, inmersa como está en un plan director lastrado por la competencia de las aerolíneas de bajo coste. Tampoco Repsol YPF ha querido asumir compromisos concretos que vayan más allá de los enfoques de su estrategia: reducir el endeudamiento, y bajar el peso relativo de la participación de Argentina en el conjunto de su negocio. Telefónica está embarcada en la expansión en Latinoamérica, con la adquisición de los activos de móviles de la norteamericana Bellsouth. Tanto la empresa matriz como su filial de móviles ya habían previsto con anterioridad para este año aumentos del 7% en las ventas la primera y del 14% la segunda, e incremento del resultado bruto de explotación del 7% y el 10%. En el sector del crédito, los dos grandes grupos bancarios esperan que este año afloren resultados de sus políticas de saneamiento. El presidente del banco Santander suele adelantar su estimación de beneficios allá por el mes de junio, mientras el presidente del BBVA ha comprometido una meta más bien conservadora -superar los 2.500 millones de ganancias netas que le atribuyen analistas y mercados- lo que no le resultará difícil por la incorporación del mexicano Bancomer. Pero, este año, las dos principales cajas de ahorro se han marcado objetivos concretos. Caja Madrid debe acelerar el ritmo de crecimiento del beneficio si quiere alcanzar ganar 1.200 millones de euros antes de impuestos en el 2006, tal como se ha propuesto, mientras La Caixa ha colocado el listón de sus ganancias, en este caso netas, en 1.300 millones de euros para ese mismo año, un 55% más de lo obtenido en el 2003. Otras empresas se han marcado metas más ambiciosas. Pese a desarrollar su actividad en un sector semi-regulado, Iberdrola se plantea ganar un 10% más en cada uno de los próximos años hasta el 2008. Entre las constructoras, las hay que fundamentan su optimismo en los resultados de las recientes fusiones. ACS rentabilizará Dragados con un avance mínimo del 15% en sus ganancias este año, y Metrovacesa reflejará la incorporación de Bami con una mejora del 13%. Ninguna de estas empresas debiera modificar sus planes por los atentados. ¿SEMANA económica?..., ¿con tanto dolor?, con tanta inocente sangre derramada a las puertas de las urnas, hoy, ¿a quién le importa la economía?, si no hay datos, ni cifras para contar tanto dolor, tanto horror, tanta crueldad, tantas lágrimas derramadas. La masacre de Madrid que conmovió a medio mundo impactó también sobre los mercados financieros tras conocerse la posible autoría de Al Qaeda. El jueves, la Bolsa de Nueva York, que subía ligeramente tras varias jornadas de pérdidas, se desplomaba en los últimos compases de la sesión tras conocerse la posible autoría del fundamentalismo islámico y cerraba con una caída del 1,64 por ciento. El temor a una intensificación del terrorismo internacional continuaba en la última jornada del ciclo semanal y dejaba un saldo de pérdidas generalizadas en las principales bolsas, desde Asia a Europa, desde Europa al otro lado del Atlántico. En Madrid, la semana se cerró con un retroceso del 3,76 por ciento en el principal indicador, el Ibex-35. El pasado martes, el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin) dio luz verde al programa de estabilidad del gobierno español para el periodo 2004-2007, con elogios sobre la reducción del déficit y de la deuda pública pero con una 'clara recomendación: hace falta una reforma global del sistema de pensiones. No ha cumplido sus deberes Francia que cerró el 2003 con un déficit presupuestario del 4,1 por ciento, el peor registro de todos los países miembros de la Unión. Tampoco le han salido las cuentas a Portugal, que certificó su recesión con una caída del Producto Interior Bruto del 1,3 por ciento en el 2003. El Indice de Precios al Consumo tuvo un comportamiento plano en febrero, según los datos del INE, y dejó la interanual en el 2,1 por ciento, la más baja de los cinco últimos años, gracias a las rebajas, al descenso de la energía y al moderado comportamiento de los precios de los alimentos frescos. Argentina sigue su pulso con el FMI y ha acordado con esta institución financiera el pago de 3.100 millones de dólares como único medio para evitar la suspensión de pagos, siempre tan impactante sobre los mercados financieros y las empresas extranjeras, -algunas españolas-, que operan en el país.