Los bancos de la UE impulsan el desarrollo de las regiones pobres

Los bancos centrales de la zona del euro estrechan su colaboración con sus colegas de los todavía doce países del llamado Proceso de Barcelona , estados ribereños del Mediterráneo entre los que se encuentran áreas de gran inestabilidad política y social. Quieren fomentar la integración de los dos bloques -no olvidan los fuertes lazos que la inmigración y el turismo establecen entre ellos-, y apoyar los avances de la región menos desarrollada, y lo hacen por interés económico y también geoestratégico. Pero, en un reciente contacto, las autoridades monetarias de los socios del euro han comprobado que la zona está perdiendo cuota en el comercio con la cuenca del Mediterráneo, mientras se estancan sus inversiones directas en esa región. Sólo se aprecian aumentos significativos en los préstamos bancarios, mientras que esos países han realizado notables progresos en el camino de la liberalización financiera, en la supervisión bancaria y en la estabilidad macroeconómica. Integran el Proceso de Barcelona Argelia, Chipre, Egipto, Israel, Jordania, Líbano, Malta, Marruecos, Siria, Túnez, Turquía, Cisjordania y Gaza (representadas por la Autoridad Nacional Palestina). Libia participa en calidad de observador, Chipre y Malta entrarán en la UE el mes próximo y Turquía es eterno aspirante a ingresar en el club europeo, donde ha sido reconocido por fin como candidato. La iniciativa de los bancos centrales, volcada a promover las relaciones financieras y comerciales de las dos zonas, cobra máximo interés tras el 11-M y el recrudecimiento de la tensión en Oriente Próximo. Desde el punto de vista de la lucha contra el blanqueo del dinero (básica para combatir el terrorismo), todos estos países son considerados cooperantes, después de que el Grupo de Trabajo de Acción Financiera (GAFI) reconociera hace poco esta condición a Egipto, Israel y Líbano. Por buen camino El Banco Central Europeo acaba de publicar su informe sobre el último seminario de alto nivel celebrado entre las entidades monetarias de las dos zonas, donde constata que los países del Proceso de Barcelona , cada vez más ortodoxos desde el punto de vista económico, tienen amplio campo para reformas adicionales. Si quieren aumentar su potencial de crecimiento y preservar la estabilidad macroeconómica deben integrar los sistemas jurídicos, mejorar los sistemas educativos y fortalecer las relaciones entre los países de la zona, les aconsejan.