Las exportaciones españolas no se relanzarán hasta el próximo año

El Gobierno, el Banco de España y las Cámaras de Comercio prevén que las exportaciones españolas no se relanzarán hasta el 2005, y siempre en función de que no se paralice el proceso de recuperación de la economía internacional, y de que el precio del petróleo se modere frente a su encarecimiento actual, que ha llevado al barril de crudo Brent -referente en Europa- a superar los 37 dólares. Asimismo, el órgano que gobierna Jaime Caruana advierte que, para no frustrar esa recuperación, es «necesario» cambiar el patrón de especialización productiva y comercial de la economía española. En su último boletín económico, los técnicos del instituto emisor ponen «el dedo en la llaga» al afirmar que la perdida de capacidad competitiva en los productos de tecnología media, acrecentada en los últimos años, «explica en gran medida el estancamiento de la cuota global de exportación». Y es que, una vez que se «debilitaron» aquellos elementos que propiciaron el impulso vendedor de años atrás -la integración en un nuevo mercado europeo y la depreciación de la peseta-, los más «idiosincrásicos» y permanentes «no han sido suficientes para mantener aquel impulso diferencial». Como consecuencia de ello, tras el notable crecimiento registrado entre 1993 y 1997, que a su vez aumentó la cuota de mercado de las exportaciones nacionales, llegaron los años de recesión (1998-2000), que desde el 2001 se han tornado en una recuperación lenta, pero sostenida. Las previsiones apuntan a un relanzamiento de las ventas el próximo año, pero para ello tanto el Banco de España como el Gobierno estiman que hay que potenciar el desarrollo de las industrias con más contenido tecnológico, «que se benefician de una mayor fortaleza de la demanda». Pero ni la Administración ni las instituciones financieras se olvidan de la «eficiencia productiva», dos palabras muy repetidas en las últimas semanas y que marcarán la actuación del nuevo Ejecutivo. Por eso, unos y otros advierten a las empresas que se dedican a las actividades exportadoras más tradicionales (coches, maquinaria y aparatos -tanto mecánicos como electrónicos-, y alimentos), cuyo peso en la estructura productiva y comercial española es aún «significativa», que tienen que «fortalecer todos los elementos que determinan su posición de competitividad, que en el mundo actual se canalizan a través de las mejoras en la calidad.