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Tan sólo un 11% recurre a las entidades financieras tradicionales para hacer llegar el dinero por carecer de cultura financiera

Los inmigrantes envían 3.000 millones de euros al año a sus países de origen El precio de la vivienda podría caer en un 30%, según «The Economist»

Los trabajadores foráneos acuden a las firmas remesadoras y a los locutorios

Publicado por
Mª. C. González Julio Díaz de Alda - redacción madrid
León

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Casi 3.000 millones de euros o medio billón de las antiguas pesetas. Ésas son las remesas que los inmigrantes establecidos en España enviaron a sus países de origen en el 2003. En los dos primeros meses de este año, la cifra ya asciende a casi 500 millones de euros. Sin embargo, se trata de un colectivo que llega con un índice de bancarización muy bajo. Vista la situación y las posibilidades de negocio que ofrecen los trabajadores foráneos que están llegando al país, las entidades financieras han empezado a lanzar servicios específicos. Según un informe de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), poco más del 10% de los inmigrantes latinoamericanos utilizan los bancos y las cajas para enviar su dinero. Varios factores explican este fenómeno: carencia de una cultura financiera que les motive para utilizar productos y servicios de las entidades; los temores que se derivan de la situación de ilegalidad de los trabajadores; la sospecha de que el coste será elevado y, por último, las malas experiencias vividas en sus países con motivo de algunas crisis bancarias (caso de Ecuador o Argentina). Remesadoras y locutorios Los inmigrantes envían el 80% de su dinero a través de las empresas remesadoras especializadas, como Western Union o Moneygram. Éstas tienen numerosos agentes repartidos por diferentes puntos de la geografía española, que se encargan de hacer llegar el dinero a su destino, en menos de 24 horas, y con frecuencia en poco más de diez minutos. Muchos de estos agentes son locutorios telefónicos. Los bancos y las cajas españoles han empezado a reaccionar ante este fenómeno porque supone un volumen de negocio considerable que se les está escapando. No sólo por el caso concreto del envío de remesas, sino porque estas operaciones pueden ser la base para poder ofrecerle en el futuro servicios más amplios y sofisticados. «Los servicios que ofrecen ban-cos y cajas tienen la desventaja de que suelen ser más lentos, el envío tarda entre 24 y 48 horas, pero, a cambio, son más seguros y, aunque parezca lo contrario, el coste es menor», explica Fernando Silva, directivo de banca privada internacional del Santander Central Hispano. El SCH fue el primero en ofrecer un servicio específico a los inmigrantes, International Express, que no se limita a las remesas sino que pretende dar una atención integral: libretas, tarjetas, préstamos, etcétera. «En cuanto al coste, hablamos de unos tres euros por enviar dinero a Marruecos y en torno a nueve en el caso de los países latinoamericanos. El envío máximo es de 3.000 euros, porque se entiende que uno superior ya no es una remesa. Y hacemos un cambio de moneda mucho más favorable para los clientes que las remesadoras», asegura Y es que tanto Silva como fuentes de las cajas apuntan que, aunque la comisión pura pueda parecer menor en el caso de compañías remesadoras, éstas basan sus ingresos en los márgenes que obtienen gracias a las diferencias de cambio que aplican a la moneda en el país de origen y de destino. El BBVA, pionero Otra entidad pionera también en estos servicios es el BBVA, que hace año y medio puso en marcha la red Dinero Express. Actualmente cuenta con diez oficinas en las que los inmigrantes pueden rea-lizar sus transferencias de dinero y está desarrollando acuerdos con agencias de viaje y grandes superficies para incrementar su cuota de mercado. En destino colaboran con mil puntos de distribución. Las remesas que los inmigrantes envían desde España hacia sus países de origen se están incrementado de forma prácticamente exponencial. Así, en el año 2000 el volumen sumaba algo menos de 1.500 millones de euros, mientras que en el conjunto del 2003 la cifra se elevó hasta cerca de los 3.000 millones. Y es que las estadísticas indican que a finales del 2003 había en España un total de 1,6 millones de trabajadores foráneos legales, lo que también explica el alto volumen de fondos enviados. Aún así, esta cantidad sigue siendo inferior a las remesas que envían los españoles que están trabajando en el extranjero. Esta cifra sumó el pasado año 4.170 millones de euros, tras aumentar un 12% en relación a los 3.720 millones que se ingresaron durante el 2000, según el Banco de España. El precio de la vivienda en España podría caer hasta un 30% en los próximos cuatro años, según asegura en su último número la revista The Economist , que alerta de un eventual estallido de la burbuja inmobiliaria . La revista, que analiza el mercado inmobiliario en los países industrializados, destaca el aumento del 121% de los precios de la casas entre 1997 y el 2004, sólo superado por el mercado irlandés, donde los pisos se encarecieron un 174%. El estudio resalta que el alza es muy superior en los últimos años al aumento de los salarios y que, de manera independiente o combinado con otros factores como la crisis petrolera, puede provocar un serio daño a la economía nacional. ¿Puede explotar en breve la burbuja inmobiliaria? Para The Economist , sí es posible. España, junto a Reino Unido, Holanda, Australia, Irlanda, Nueva Zelanda y Estados Unidos, es uno de los mercados que más peligro corre. La revista augura que la vivienda en España tiene un margen de hasta el 30% de caída, el más alto de los países incluidos en ese grupo de riesgo.

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