Los expertos rechazan basar la estabilidad en el superávit de la Seguridad Social
El plan de estabilidad presupuestaria de las administraciones públicas, iniciado por el Gobierno del PP y continuado por el Ejecutivo del PSOE, depende en gran medida del superávit de la Seguridad Social. Para algunos expertos, este hecho supone un riesgo importante, sobre todo en el presente escenario, donde el capítulo de gastos del Estado está afectado por el incremento de la factura energética, a causa del encarecimiento del petróleo, que se encuentra diez dólares por encima de la referencia media que se estimaba a finales del 2003. En su último informe de situación sobre la economía española, el remozado servicio de estudios del BBVA señala que si las previsiones presupuestarias «llevan asociadas normalmente un elevado grado de incertidumbre, en el momento actual se debe extremar la cautela». Primero, porque los datos de ejecución presupuestaria son «todavía muy escasos», si bien la información de que se dispone sobre la Seguridad Social apunta a una aceleración de los gastos por prestaciones económicas (superior a los dos últimos años) y una ligera ralentización de las cotizaciones ante un crecimiento del 2,7% en el número de afiliados entre marzo del 2003 y marzo del 2004. Resultados notorios Aunque en modo alguno se trata de una tendencia definitiva, si sirve a los expertos para pedir el máximo cuidado con el superávit que pueda tener la Seguridad Social. Recuerdan que las cotizaciones se comportaron de forma «excepcional» en el 2003, gracias sobre todo al impulso de unos 400.000 nuevos integrantes del sistema, un resultado que consideran «aún más notorio» si se tiene en cuenta que el superávit de esas administraciones se produjo a pesar de la desviación de sus gastos, entre ellos, los relativos al pago de pensiones, que se incrementaron por la inflación, problema que se repetirá este año. El incremento del coste de la vida no es la única dificultad que ha de afrontar el Gobierno de cara a la estabilidad presupuestaria. El servicio de estudios del BBVA advierte que, el hecho de no haber anticipado un escenario de desaceleración económica, «exige extremar la cautela a la hora de calificar el modelo español».