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Zapatero acusa al Gobierno del PP de dejar una deuda de 18.000 millones en entes públicos

Zapatero con el sindicalista alemán Michael Sommer y Cándido Méndez

Publicado por
r.g. | madrid
León

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José Luis Rodríguez Zapatero se metió por primera vez en harina económica en una sesión de control al Gobierno en el Congreso y lo hizo para denunciar que la «muy buena» herencia que asegura haber dejado el PP se cifra en una deuda de 18.000 millones en entidades públicas. Un planteamiento que no compartió el jefe de la oposición, Mariano Rajoy, quien instó a Zapatero a «liderar» la política económica y no dejarlo todo al albur de la herencia recibida porque «se puede gastar rápidamente». Las cuestiones económicas habían estado ausentes en los «cara a cara» semanales en el Congreso entre Zapatero y Rajoy hasta ayer. El jefe del Ejecutivo aprovechó una pregunta del líder del PP sobre «las contradicciones» entre los ministros en materia económica para recordar que no todo es bueno en la herencia recibida de los anteriores gobernantes. Indicó que entre los «agujeros» con que se ha encontrado el nuevo equipo se han detectado 7.200 millones de deuda en RTVE, otros 7.200 millones en Renfe y 3.900 millones en Aena. Zapatero eludió referirse a los evidentes pronunciamientos contradictorios en su Gobierno y, en cambio, subrayó que en dos meses el Consejo de Ministros aprobó el escenario de estabilidad presupuestaria hasta 2007, el incremento del SMI y la subida de la cuantía y el número de becas. Señaló que su Ejecutivo tiene «un modelo» de crecimiento «más eficaz, transparente, con más desarrollo y bienestar social» que el que tuvo el anterior Gobierno. Es, concluyó, una fórmula «más coherente». Rajoy no quiso dejar escapar la oportunidad de aprovechar la reconocida bisoñez en temas económicos de Rodríguez Zapatero y se lanzó a fondo. Advirtió que el Gobierno socialista recibió una «muy buena herencia» económica con las cuentas «equilibradas». Este legado, prosiguió, se puede malograr por las constantes contradicciones en materia económica entre los ministros porque fomentan «la inquietud» y no generan «credibilidad ni confianza» en los agentes económicos.