Diario de León

La Bolsa electrónica española cumple quince años de existencia

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María Guillem - madrid
León

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La Bolsa electrónica española cumple ahora quince años y celebra cómo en un periodo tan corto de tiempo ha logrado asimilarse a las grandes plazas europeas, con volúmenes de negociación que superan en sólo tres minutos a lo que se contrataba entonces en todo el día. Atrás quedaron las libretas para apuntar las órdenes de compraventa y el lenguaje de los gestos para efectuar las transacciones, porque los ordenadores, apoyados en complejos programas operativos, han aportado eficacia y volumen a la Bolsa a costa del trato humano. Todo empezó con la Ley de Reforma del Mercado de Valores en abril de 1989, cuando se introdujo el mercado electrónico a través del sistema informático CATS -Computer Assisted Trading System- primero y SIBE -Sistema de Interconexión Bursátil Español- después, en 1995. Entonces, la cultura de la renta variable en España empezó a aumentar, y poco a poco, se ha acercado a los niveles europeos. Así, todo lo que se negoció el día en que se publicó la Ley de Reforma del Mercado de Valores -6,69 millones de euros (1.114 millones de pesetas)- se hace ahora en menos de tres minutos, ya que el volumen de negocio de la jornada actual supera los 2.000 millones de euros (333.000 millones de pesetas). De hecho, el pasado 10 de mayo se consiguió el récord histórico en una sesión en la que se contrataron 6.571 millones de euros (casi 1,1 billones de pesetas), cifra que antes de la creación de la bolsa electrónica era inimaginable. Tras la instalación del novedoso sistema informático, que conecta a las cuatro bolsas españolas, se consolidó el Mercado Continuo y nacieron los índices Ibex-35, Latibex y Nuevo Mercado, lo que llevó a la economía española a los niveles de rapidez, competencia y globalización que requería el mercado internacional. En efecto, gracias a las nuevas tecnologías, la Bolsa de Madrid ocupa el cuarto puesto de Europa y el décimo del «ránking» internacional. El mercado bursátil es también más transparente y seguro, aunque algo se ha perdido en el camino. Hoy los intermediarios bursátiles ya no se reúnen en el parqué para anunciar las ofertas y demandas, cara a cara y a viva voz, como lo hacían tradicionalmente, con lo que el bullicio y la frenética actividad de la Bolsa han desaparecido. Sólo de diez a once y media de la mañana los famosos «corros» continúan.

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