Rusia cede a la presión europea y decide firmar el tratado de Kioto

El presidente ruso, Vladimir Putin, puso ayer fin a un año de vacilaciones al anunciar que ratificará el Protocolo de Kioto, lo que permitirá desbloquear la entrada en vigor del único acuerdo mundial para la reducción de las emisiones contaminantes a la atmósfera. La decisión rusa, todavía pendiente de ser confirmada por el Parlamento, fue aplaudida por los grupos ecologistas y por la UE, que ahora podría apoyar a Moscú en su propósito de ingresar en la Organización Mun-dial del Comercio (OMC). Kioto estaba tocado de muerte desde que Rusia, responsable del 17,4% de las emisiones que provocan el efecto invernadero, anunciara en octubre del 2003 que no firmaría el protocolo. Moscú optaba así por seguir la estela de naciones golfas como EE.UU. y Australia, descolgados del acuerdo desde el 2001.Pero un «no» ruso supondría en la práctica la sepultura de Kioto, pues los demás países signatarios -entre los que destacan todos los europeos, Canadá y Nueva Zelanda- sólo reunían el 44,2% del total de las emisiones contaminantes, cuando se necesita el 55% de emisiones y países para que el protocolo pueda convertirse en una ley internacional. El viceprimer ministro ruso, Alexandr Zhúkov, manifestó ayer que la decisión de su Gobierno será sometida a la Duma en breve y en los tres próximos meses será elaborado el plan de acción para el cumplimiento de los compromisos y derechos de Rusia en el marco del tratado, con lo que Kioto, en el mejor de los casos, entraría en vigor antes del verano del 2005. ¿Pero a qué obedece el cambio de postura de Moscú?. Muchos analistas lo interpretan como un gesto de «buena voluntad» hacia Europa que, de forma recíproca, debería facilitar ahora la entrada de Rusia en la OMC. La decisión se produce también antes de que el 11 de noviembre tenga lugar en La Haya la cum-bre bilateral Rusia-UE, en cuya agenda apenas hay asuntos positivos para discutir, por lo que Kioto puede ser la operación de maquillaje perfecta para que ambas partes salven la cara. En cualquier caso, el cambio de Rusia fue muy bien acogido por los responsables europeos y los grupos ecologistas, que coinciden al afirmar que ahora es Estados Unidos el país que está aislado.