Europa amplía la jornada laboral para combatir la deslocalización

La reintroducción de la jornada laboral de 40 horas en dos fábricas del grupo alemán Siemens ha abierto la espita de un intenso debate en Europa, avivado por la propia Comisión Europea y su polémica propuesta para reformar la directiva (ley-marco) sobre tiempo de trabajo. Los 4.000 empleados de las factorías de móviles de Siemens en las localidades germanas de Bocholt y Kamp-Lintfort (ambas ubicadas en el estado federado de Renania del Norte Westfalia) tuvieron pocas alternativas: o aceptaban una prolongación de la jornada laboral sin compensación económica alguna o sus puestos de trabajo acabarían en Hungría. «Salarios chinos para los directivos. ¡No para nosotros!» Era el lema que llevaron a las protestas. Pero, pocos después, aceptaron trabajar cinco horas más a la semana sin compensación salarial y renunciaron a la paga de Navidad y vacaciones. A cambio, el gigante tecnológico se comprometió a no trasladar la producción de teléfonos a Hungría, al menos durante dos años más. Un ejemplo preocupante El acuerdo fue posible gracias a la existencia de una cláusula del convenio colectivo del sector metalúrgico en la que se prevé una ampliación de la semana laboral hasta 40 horas, siempre que el comité de empresa correspondiente lo apruebe para mantener el empleo y si la compañía asegura inversiones. El mayor sindicato sectorial de Alemania, IG Metall, sufre desde entonces un shock. Y el país entero habla del caso Siemens con aprensión. Es una «píldora amarga» pero no va a instaurase en el sector, «es un caso aislado», ha advertido el combativo líder de IG Metall, Jürgen Peters Pero lo cierto es que, desde que Siemens rompiera el tabú de la semana de 35 horas, un centenar de empresas han mostrado sus intenciones de seguir el ejemplo. Sobre todo, en el sector automovilístico. De hecho, DaimlerChrysler, que controla la firma alemana Mercedes ganó en julio el órdago lanzado a sus empleados y selló un acuerdo para reducir gastos en 500 millones de euros anuales a partir del 2007. Mercedes, que amenazaba con trasladar parte de la producción a Sudáfrica, ha logrado aumentar la jornada laboral a 40 horas en algunas plantas alemanas. Volkswagen y Opel ya han anunciado la intención de seguir sus pasos. Otras empresas como Bosch, MAN, Continental (que emplea a 27.000 empleados en Alemania), Thomas Cook y los ferrocarriles germanos, Deutsche Bahn, han dejado ver que quieren seguir el ejemplo de Siemens. Además, Thyssenkrupp (con 100.000 empleos en el país) ha acordado con parte de la plantilla varias horas más de trabajo sin compensación ni extras de vacaciones. También existen ejemplos de esta tendencia en Francia, donde los trabajadores de Bosch aceptaron en julio trabajar una hora más sin contraprestaciones; en Bélgica, en las plantas de Siemens, y en Italia, donde los pilotos de Alitalia han aceptado incrementar las horas de 500 a 900 al año. El Ibiza vuelve a Martorell En España, el caso más significativo es el de la planta de Seat en Martorell. El Ibiza volverá a fabricarse en esta factoría casi dos años después de que la producción fuera trasladada a la localidad eslovaca de Bratislava. Y ello, gracias a que los empleados de la fábrica catala-na han aceptado horarios mucho más flexibles: una jornada laboral teórica de seis días a la semana con turnos que cubrirían las 24 horas del día. Los ministros de Trabajo de la UE han abordado esta semana la propuesta de la Comisión Europea de modificar la legislación que regula las horas laborales semanales y los derechos a descanso y que, de facto, supone un incremento de la jornada de los trabajadores. El titular español, Jesús Caldera, se opone a la medida y considera que «no debe haber excepciones que permitan prolongar el tiempo de trabajo», dado que para mejorar la productividad se necesita «más calidad y más formación y no ampliar los horarios».