Los empresarios condenados anuncian que recurrirán ante el Supremo el fallo de la Audiencia
El juez archiva la denuncia de los Albertos contra el «caso Urbanor»
El auto considera que la supuesta carta de Sentieri y San Martín contra Cortina y Alcocer es falsa
La Audiencia Provincial de Madrid decidió ayer archivar las actuaciones contra Pedro Sentieri y Julio San Martín en el «caso Urbanor», al considerar que la carta que les incriminaban en un supuesto delito de falso testimonio contra Alberto Cortina y Alberto Alcocer no es concluyente y plantea múltiples dudas. El auto de la sección decimoquinta de la Audiencia Provincial concluye que «la causa no necesita permanecer abierta por más tiempo» por lo que decreta el «sobreseimiento libre y el archivo de las actuaciones». En este sentido, fuentes de la representación legal de los Albertos confirmaron que todavía no está todo dicho y que recurrirán este auto en casación ante el Tribunal Supremo. Dos peritajes En los razonamientos jurídicos del auto, los magistrados precisan que los informes periciales no pueden confirmar la veracidad de la carta en la que supuestamente Sentieri propone a San Martín mentir en el juicio del «caso Urbanor», que finalizó en marzo de 2003 con la condena de los Albertos a 3 años y 4 meses de prisión por los delitos de falsedad en documento y estafa. En esta ocasión, la Audiencia tiene en cuenta que en los dos peritajes efectuados, de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, se concluye que la firma de la carta es de Pedro Sentieri, pero no se puede acreditar que el resto de la misiva sea auténtica. «Se admite la utilización de dos tamaños de letra; diferentes momentos escriturales, así como el empleo de diferentes máquinas impresoras y en diferentes actos», señala el auto. Además, los magistrados también plantean dudas sobre la forma en que apareció la carta -remitida por correo a una particular- y sobre el momento en que salió a la luz, tras la condena de Alcocer y Cortina. En esta carta, Sentieri sugería supuestamente a San Martín que no revelara que cuando eran socios de los Albertos en la sociedad Urbanor les interesó percibir por los terrenos donde finalmente se instalaron las Torres KIO un menor precio, dado que «manifestarlo haría más difícil probar la estafa que cometieron».