Los socios del Airbus presentan el A-380 como el gran triunfo europeo

El jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; el presidente francés, Jacques Chirac; el canciller alemán, Gerhard Schröder; y el primer ministro británico, Tony Blair, transformaron este martes la presentación del Airbus A-380, el mayor avión de pasajeros de la historia, en un acto de exaltación europeísta. Los líderes de los cuatro países participantes en el proyecto aeronáutico enarbolaron el nuevo gigante alado, que rompe el monopolio del norteamericano Boeing 747 en el mercado de los superjumbo, como un símbolo político para la Unión Europea en su voluntad de rivalizar con Estados Unidos y Japón en el terreno de las tecnologías punteras. Ante los 5.000 invitados reunidos en un inmenso hangar, Chirac fue el encargado, en su condición de anfitrión, de entonar el himno al triunfo industrial de Europa y lanzar una invitación a ampliar la cooperación para hacer realidad otros sueños. «El éxito de esta proeza técnica es igualmente el de la ambición de la política industrial europea, que ha contribuido a hacer de Airbus el primer constructor mundial», dijo en alusión a su hegemonía desde hace un par de años sobre Boeing. El presidente francés abogó por repetir el ejemplo en sectores de futuro como la energía, los transportes, las telecomunicaciones o los medicamentos. «Debemos ir todavía más lejos en esta vía de la construcción europea, tan esencial para el crecimiento y el empleo», argumentó. Blair se contentó con elogiar el nivel alcanzado por la experiencia europea y ensalzar el carácter visionario de Airbus, que desde el primer momento tuvo en cuenta el medio ambiente al concebir el A-380, incluso antes de que la comunidad internacional acordara reglas para limitar emisión de gases con efecto invernadero. Por su parte, Schröder preconizó nuevas asociaciones con otros países, en especial Rusia, «uno de los mercados más importantes y con una industria aeronáutica interesante en el plano tecnológico». Imparable Rodríguez Zapatero fue quien mejor sintonizó con el mensaje de voluntarismo europeísta pregonado por Chirac. A su juicio, el superavión, «monumento a la inteligencia», demuestra que «Europa es imparable cuando une sus esfuerzos» y que «tiene la capacidad de liderar la creatividad, la innovación, la ciencia y la tecnología». Destacó que el gigante de los cielos supone «el mayor reconocimiento a lo que significa el proyecto de la Unión Europea». Desde su punto de vista, la UE es «el mejor ejemplo de la convivencia civilizadora y de la coexistencia del hombre en su historia» al hacer posible que países con lenguas y culturas diferentes se hayan convocado para unirse en el progreso.