El Banco de España detectó en 1978 una caja B en el Banco de Valladolid
El Banco de España encontró en la última inspección realizada al Banco de Valladolid en 1978 que esta entidad tenía una «caja extracontable», que había simulado obras en oficinas para derivar fondos y que aplicaba una política de crédito discriminatoria y de gran concentración de riesgos. Así consta en el expediente de saneamiento del Banco de Valladolid en el que se justifican las razones por las que el Banco de España instó a la Corporación Bancaria a hacerse con la entidad para intentar salvarla de la difícil situación en la que se encontraba con la gestión de su presidente, Domingo López Alonso. Desembolso millonario Pese a estos argumentos, los tribunales han sentenciado que se debe pagar a López Alonso 1.022 millones de euros para devolverle, con intereses, el patrimonio que se le embargó para hacer frente a los problemas que pudieran derivarse del Banco de Valladolid, entre los que existía la posibilidad de que no lograran recuperar el 50 por ciento de los créditos concedidos. En su informe, la inspección del Banco de España habla de una «caja extracontable», de ocultación de ciertas operaciones mediante la utilización de cuentas que escondían su contenido real, y de irregularidades en varias ampliaciones de capital que realizó el banco en los años 70. La autoridad monetaria también llegó a la conclusión de que el Valladolid simuló obras en sucursales mediante la confección de presupuestos y facturas faltas, así como que aplicó una política de crédito discriminatoria y de una gran concentración. De hecho, más del 55 por ciento de los créditos -12.238 millones de pesetas (73,55 millones de euros)- estaban concedidos a doce grupos económicos y 36 sociedades, buena parte de ellas propiedad o del entorno de López Alonso. Incumplimientos El Banco de España también encontró que la entidad incumplió las limitaciones en la concesión de créditos y pagó extratipos en los productos de pasivo que, por su importancia, incidieron negativamente en la cuenta de resultados entre 1973 y 1977. Otro de los problemas que encontró la inspección fue un desequilibrio entre la inversión crediticia -22.329 millones de pesetas- y los depósitos -19.750 millones-, un desajuste de tesorería que obligó a la entidad a recurrir a la financiación de otras entidades de crédito.