La UE podrá aplicar salvaguardas contra Pekín si las justifica con una investigación previa
Bruselas abre la vía para frenar el aluvión textil procedente de China
La Comisión tiene datos «fiables» para argumentar la perturbación comercial
Estados Unidos fue el primero en levantar un armazón contra el textil chino, pero la Unión Europea (UE) no ha tardado en exhibir alarmantes cifras sobre importaciones para no quedarse a la zaga. A petición de Peter Mandelson, comisario de Comercio, Bruselas se dispone a investigar con lupa la perturbación provocada en el mercado europeo por la entrada masiva de productos textiles chinos, lo que podría justificar la adopción de medidas de salvaguarda contra Pekín. El comisario Mandelson recomendará el próximo lunes al Ejecutivo comunitario que autorice el lanzamiento de una investigación formal de las importaciones textiles procedentes de China. Se trataría de averigurar si con posterioridad al pasado 1 de enero, fecha en la que se liberalizó este segmento, ha aumentado de forma notable en la UE -al menos entre un 10% y un 100%, según los casos- la presencia de ropas y tejidos producidos por el gigante asiático. Los servicios del comisario británico manifestaron ayer que existen «datos suficientes» en Bruselas para embarcarse en esta investigación sin vulnerar las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Y aunque eludieron entrar en detalles concretos, sí resaltaron que las cifras aportadas por las oficinas aduaneras de los Estados miembros eran «fiables y sólidas». ¿Pero cuánto de sólidas? Todavía habrá que aguardar unos días para saber exactamente cómo ha evolucionado la entrada del textil chino en el primer trimestre del año, aunque los datos relativos a enero y febrero son ya públicos e incontestables. Cifras multiplicadas Según Bruselas, las importaciones de trajes de chaqueta para la mujer procedentes de China se duplicaron, las de jerseys se triplicaron, mientras las de gasas médicas se multiplicaron por cinco y las de medias y calcetines, por la increible cifra de 56, ya que los talleres chinos enviaron a la UE 913 millones de pares en los dos primeros meses del año, frente a los 16 millones exportados en el mismo período del año pasado. Si las cifras se mantuvieron en niveles similares el pasado mes de marzo, y no hay elemento que permitan pensar lo contrario, entonces la Unión Europea dispondría de elementos suficientes para justificar su investigación y la apertura de un período de consultas con Pekín que, ya de por sí, obligaría a China a rebajar en un 7,5% el flujo de exportaciones textiles a la Comunidad. Esta fase de conversaciones bilaterales ser prolongaría durante 60 días, y si Bruselas no obtiene una respuesta satisfactoria de Pekín para corregir la perturbación, entonces podría recurrir a la OMC e invocar las medidas de salvaguarda, que le permitiría a Bruselas restringir legalmente las importaciones chinas durante un año.