España y otros doce países reclaman una aplicación rápida y urgente de las restricciones
Malestar en Europa por la tibia reacción contra el textil de China
Las salvaguardas contra el gigante asiático no se podrán activar antes de noviembre
Una reacción tibia, insuficiente o demasiado burocrática. De este modo calificaron ayer varios socios de la Unión Europea (UE), entre ellos España, la vía elegida por Bruselas para protegerse de la espectacular alza de las importaciones textiles de China, pues entienden que aletarga las medidas de salvaguarda y su éxito depende, casi en exclusiva, de que el gigante asiático se autolimite y encarezca sus productos. Responsables de la política comercial de los Veinticinco, reunidos en Luxemburgo, avalaron ayer la decisión anunciada en la víspera por la Comisión Europea, consistente en la apertura de una investigación exhaustiva sobre los nueve productos textiles chinos que más penetraron en el mercado comunitario en el primer trimestre del año, con incrementos que van desde el 51%, para el caso del hilo de lino, hasta el 534% en el segmento de jerséis. Además, las autoridades europeas pondrán sus lupas en los sujetadores (con un alza de 63%), abrigos de señora (139%), camisetas (164%), medias y calcetines (183%), blusas (186%), tejido de lino (257%) y pantalones de hombre (413%). En cualquier caso, el mecanismo activado por Bruselas consiste en tomarse dos meses de plazo para entablar conversaciones informales con Pekín con el objetivo de lograr un autocontrol en sus exportaciones. Sólo transcurrido este tiempo, es decir, en julio, la UE podría abrir conversaciones formales en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC), durante otros tres meses más, con lo que las salvaguardas para restringir el textil chino en Europa no se podrían adoptar antes noviembre. El Gobierno de Luxemburgo, que detenta la presidencia de turno de la UE, hizo ayer una «demanda de urgencia» a la Comisión Europea para que concluya su investigación sobre las importaciones chinas «en cuestión de semanas», en todo caso antes del plazo máximo de los 60 días. Esta exigencia fue planteada de manera especial por un grupo de trece países, liderados por Francia, Italia y España, que también reclamaron -aunque con menos éxito- que la investigación de Bruselas se ampliase a una veintena de productos textiles y que sus mecanismos de defensa fuesen más ágiles, algo que lo que se opusieron socios como el Reino Unido.