Diario de León

Los ingenieros, con el español Fernando Alonso a la cabeza: «Se maneja como una bicicleta» y «aterriza como una avioneta»

Despega el «superavión» europeo

El mayor avión comercial de la historia hace su primer vuelo de prueba sin contratiempos

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Fernando Iturribarría - parísf.g.g | tolouse
León

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Diez horas y 29 minutos del 26 de abril del 20 05. El momento está grabado con letras de oro en los anales de la industria aeronáutica mundial. A esa hora las 22 ruedas del tren de aterrizaje del Airbus A380, el mayor avión comercial de la historia, perdieron contacto con la pista 32 del aeropuerto francés de Toulouse-Blagnac, la misma desde la que el mítico Concorde emprendió su primer vuelo hace 36 años. Casi cuatro horas después, a las 14,22 exactamente, el gigantesco aparato se posó como una pluma en el aeródromo y puso broche feliz a su vuelo inaugural. Decenas de miles de personas (unas 30.000 personas, según cifras oficiales) asistieron en directo al bautismo del aire del último y mayor fruto del consorcio europeo Airbus. Varios miles de empleados de la planta de Toulouse, donde se ensamblan las piezas del colosal rompecabezas, también hicieron una pausa en la jornada laboral para presenciar el acontecimiento. Curiosos, trabajadores y directivos prorrumpieron en un clamor de aplausos y vítores cuando el pájaro de metal levantó vuelo con la majestuosidad de un águila filmada a cámara lenta. Los testigos quedaron sorprendidos por el apenas perceptible ruido de los cuatro reactores Rolls Royce, que habían impulsado la aeronave por la pista a una velocidad punta de 260 kilómetros por hora, una aceleración similar a la de otros aviones. Junto a la acústica, el otro principal argumento de persuasión es el recorte en el consumo de queroseno. «Va a consumir el 15% de carburante menos que un Boeing 747 con un tercio de pasajeros más», señaló Rainer Vonwrede, director de asuntos medioambientales de Airbus. «Consumirá 70% de combustible menos que un avión de hace 40 años», aseveró. Aunque el superjumbo europeo puede transportar hasta 800 pasajeros, en el vuelo inaugural sólo viajaron media docena de tripulantes: dos pilotos (los franceses Claude Lelaie y Jacques Rosay), tres ingenieros con el español Fernando Alonso a la cabeza (el alemán Manfred Birnfeld y el francés Jacky Joye) y un mecánico (el francés Gérard Desbois). Los seis subieron a bordo con un protocolo que recordaba a las misiones espaciales. A falta de asientos y de viajeros, el prototipo fue cargado con lastres de agua en proa y popa mientras que los depósitos embarcaron el triple del queroseno necesario para equilibrar la masa. Al cabo de tres horas y 53 minutos de vuelo sin contratiempos a 3.000 metros de altitud por encima del suroeste de Francia, el Atlántico y los Pirineos, el sueño de grandeza de la aviación europea tocó tierra tras una pasada a baja cota a modo de triunfal vuelta al ruedo. «Pese a su gran tamaño, es muy fácil de pilotar: se conduce como una bicicleta», declaró Jacques Rosay a pie de escalerilla. «Hubo un poco de turbulencia, un poco de actividad térmica al aterrizaje» que hace q ue el avión tienda a flotar «como una avioneta» al tomar tierra, dijo el español Alonso. Singapore Airlines recibirá en el 2006 el primer ejemplar del Concorde del pueblo.

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