China se consolida como el motor de lareconomíarmundial

Año 2050: China desbanca a Estados Unidos como primera potencia económica mundial y rompe casi un siglo de hegemonía incontestable. ¿Ciencia ficción? ¿Otro delirio de Nostradamus? Nada más lejos de la realidad, un banco de negocios del prestigio de Goldman Sachs acaba de publicar un estudio que augura un profundo cambio de papeles para las próximas décadas. En esta transformación, China liderará a un grupo de países (en el que se encuadran también India, Brasil y Rusia) llamados a amenazar la supremacía del G-6, las seis economías más poderosas del planeta hoy en día. A saber, por este orden, las de EE. UU., Japón, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia. En el caso del gigante asiático, este nuevo escenario será el resultado de un proceso que arrancó en 1978, cuando, recién finalizada la revolución cultural, Deng Xiaoping inició un proceso de apertura que ha situado a China como el principal motor de la economía mundial desde hace tres años. De hecho, según las últimas cifras oficiales, la República Popular aporta ya alrededor de un cuarto del crecimiento del producto interior bruto (PIB) internacional. Las estadísticas oficiales del Gobierno de Pekín revelan que el PIB del país se ha incrementado una media del 9,4% anual entre 1978 y el 2003, unas tasas sin precedentes, sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de un Estado con 1.300 millones de habitantes. Este cuarto de siglo virtuoso tiene su origen en una conjunción de factores. Por un lado, la apertura progresiva y escalonada de la economía, que ha permitido el desembarco de capital extranjero hasta el punto de convertirse en el país que más inversión internacional recibe: más de 40.000 millones de euros por ejercicio. El otro factor clave es la mano de obra. Los 760 millones de personas de población activa representan un caldo de cultivo perfecto para estas empresas puesto que, además, los salarios son hasta 40 veces más baratos que en España. Si a ello se une una productividad bastante elevada y unos horarios laborales más amplios que en Europa o EE.UU. (las jornadas de 15 horas son habituales) la receta de este imparable crecimiento económico va tomando cuerpo. Emprendedores Por si fuera poco, y de la mano en buena medida del impacto y de la relación con las firmas extranjeras, los chinos se han convertido en emprendedores, hasta el punto de que hoy ya controlan sectores que, en una primera etapa (al inicio de la apertura), estaban en manos de compañías internacionales. Automoción, textil, alimentación, minería, químicas, indus-tria pesada... No hay sector en el que no estén presentes. En su cultura copiar, sobre todo a los mejores, está bien visto y por eso en los próximos años seguro que habrá una o varias multinacionales de capital chino entre las más grandes del mundo, explican los expertos. Lo cierto es que el estudio de Goldman Sachs (que proyecta el futuro tras analizar la evolución de variables como la demografía, renta per cápita actual, inversión extranjera...) apunta en esa línea y estima que China pasará de ser la séptima potencia mundial, con un PIB de 1,79 billones de euros, a ser la primera en el 2050 con un PIB de 56,96 billones.