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| Análisis | La batalla entre Gas Natural y Endesa |

Crónica adelantada de nueve meses

Mercado, fondos y reguladores se presentan como elementos decisivos sobre si la anunciada «criatura» que pretende engendrar la empresa gasista llega a buen término

Publicado por
M. J. Alegre - madrid
León

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La batalla de la opa de Gas Natural sobre Endesa va a ser larga. Sumadas todas las etapas, podría prolongarse esos nueve meses de gestación de los que habló su presidente, Salvador Gabarró, en simil no demasiado afortunado. La dura respuesta de su homólogo en Endesa, Manuel Pizarro, recordándole que el aborto está permitido en caso de violación, no deja lugar a dudas sobre el tajante rechazo. El mercado, los reguladores y los fondos decidirán si la criatura llega a buen término. Gas Natural considera que la primera reacción del mercado al anuncio de la operación es un buen augurio, porque la acción de Endesa está próxima al precio de la opa y se ha frenado el recorte en los títulos de la gasista. La conquista de los fondos pasa, tal vez, por un aumento del precio, que la empresa gasista rechaza ahora, pero que puede decidir dentro de algún tiempo. Superar la carrera de obstáculos de los reguladores se presenta más complicado. Ayudarán el reciente relevo en la presidencia de la Comisión Nacional de la Energía, donde la catalana Maite Costa ha sustituido a Pedro Meroño, y la próxima salida del presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia, Gonzalo Casado. Y es seguro que el Gobierno no va a vetar la operación en última instancia, como le ocurrió a Unión Fenosa cuando quiso comprar Hidrocantábrico. El ministro de Economía ha dicho que el Ejecutivo dará por buenos los argumentos de la CNE y los órganos de defensa de la competencia, y el ministro de Industria no ha dicho nada, aunque se le supone que mira con buenos ojos el nacimiento de un campeón energético. La opa de Gas Natural se resolverá en la próxima primavera. En junio de 2004 los bancos de negocios recibieron mensajes sobre una eventual integración de Endesa, Aguas de Barcelona y Gas Natural y la noticia se filtró a los medios a través de los políticos. Pero un recién aterrizado presidente de la empresa gasista negaba esas intenciones el pasado abril en el marco de la junta de accionistas. La maquinaria se puso en marcha en el arranque de este verano. Cuando la dirección de Gas Natural convocó a Iberdrola el 24 de agosto para ofrecerle la venta directa de activos, el lanzamiento de la opa no comunicada, ni negociada, es decir, abiertamente hostil a los administradores de Endesa, era imparable. El 5 de septiembre se comunicó el proyecto a la Comisión Nacional del Mercado de Valores y empezaron a correr los plazos. Gas Natural ya ha remitido los papeles a la Comisión Nacional de la Energía y a los servicios de Defensa de la Competencia, que dependen del Ministerio de Economía. A efectos prácticos y del mercado, es como si la opa se hubiera paralizado. 1397124194 Sector regulado La Comisión Nacional de la Energía tiene dos meses para decidir. Puede vetar la operación si percibe riesgos para la competencia en sectores regulados, como la distribución, o aconsejar que se impongan condiciones. Aunque la electricidad está regulada, la generación y el transporte se consideran liberalizados porque las compañías pueden tomar sus propias decisiones. Este matiz determina las capacidades de la CNE. Cuando vetó la opa de Gas Natural sobre Iberdrola, enjuició que integrar activos de gas y electricidad en distribución podría suponer un desarrollo no homogéneo en la expansión de las redes. Argumentó entonces que no podía dar vía libre a la operación con condiciones porque, al llevarse a cabo vía Oferta de Adquisición de Acciones, los efectos del proceso eran irreversibles. Las compañías aprenden de la experiencia y, ahora, la sociedad que lanza la propuesta es la matriz de Gas Natural, que tiene segregada su actividad en distintas filiales. En sentido estricto, la CNE no puede apelar al lanzamiento de la opa como determinante. La competencia es la otra gran área de decisión de los reguladores. Tendrán que pronunciarse sobre si la integración de Gas Natural y Endesa supone una mayor concentración y si consideran aceptable que la empresa gasista se anticipe a los requerimientos de reducir tamaño que podría imponerle la autoridad, pactando con un tercero, en este caso Iberdrola, la venta de una parte de los activos eléctricos. El pacto con Iberdrola está en el punto de mira del resto de las empresas del sector, que quieren oportunidades de crecer y que esos activos se saquen a la venta. A Gas Natural ese acuerdo le ha permitido argumentar que favorece el crecimiento de un competidor fuerte, y beneficiarse de la confrontación entre eléctricas, que hasta ahora habían tenido a la compañía gasista como enemigo común. Intento de una fusión anterior Cuando Endesa e Iberdrola intentaron una fusión de común acuerdo, prepararon lotes de activos para sacar a concurso y el regulador les marcó un terreno tan delimitado que era casi imposible de cumplir. La enajenación había de producirse por subasta, central por central, y era preciso que de ella resultaran dos nuevos grupos con una cuota de generación superior al 10% cada uno de ellos. Nunca llueve a gusto de todos, y no hay argumento que dure cien años. Entonces Gas Natural defendió con contundencia el sistema de subasta «porque el intercambio o la preasignación distorsionan la competencia», según alegó. Pero Unión Fenosa, en aquella oportunidad, apostaba por la asignación directa «para hacer frente al gigante». Cuando la Comisión Nacional de la Energía y el Servicio de Defensa de la Competencia emitan sus informes se pronunciará el Consejo de Ministros. El Gabinete dispone de un mes para pensárselo, y tiene en su mano la decisión final de aprobar, prohibir o dar luz verde con condiciones a la operación. Entonces arrancará «la conquista del mercado».