Afirma que el dinero estuvo siempre a disposición del banco, y que los beneficiarios lo sabían
Ybarra dice que González conocía la existencia de los fondos de pensiones
El ex presidente de BBV, Emilio de Ybarra, defendió este miércoles la legalidad de los fondos de pensiones constituidos en marzo del 2000 para compensar a los antiguos consejeros del banco por su fusión con Argentaria. Durante el juicio celebrado en la Audiencia Nacional para analizar las consecuencias legales de esta operación, afirmó que ese dinero -19,24 millones de dólares- estuvo en todo momento a disposición del banco ante cualquier posible eventualidad, por lo que en modo alguno puede hablarse de apropiación indebida. Aseguró que él mismo informó al entonces copresidente de la entidad, Francisco González, de que iba a constituir unas pensiones para «compensar» a antiguos consejeros del BBV y que éste le dijo que lo hiciera, pero que «prefería no saber» de la operación. Ybarra también explicó que fue él quien sugirió la igualación de las retribuciones de los consejeros del BBV y Argentaria tras la fusión. Durante su declaración, que se prolongó más de dos horas, el ex presidente del banco explicó con detalle todo lo que rodeó a estos fondos. A preguntas del fiscal y de su abogado, dijo que su razón de ser fue compensar a los consejeros del Bilbao Vizcaya, quienes iban a rebajar sus emolumentos una media del 30% tras la fusión con Argentaria, cuyo equipo aumentaría su sueldo un 50%. Esa medida contaba con el beneplácito de la cúpula de la entidad, si bien Ybarra precisó que los detalles los elaboró él mismo tras hablar con sus vicepresidentes y otras personas, pues tenía «poderes para ello». Para fijar la cantidad que recibiría cada directivo se atendió a tres criterios: los años que llevaba en la entidad, su edad y una estimación de lo que podrían recibir en los próximos cinco años. Ybarra asumió en todo momento la «responsabilidad» de esta decisión, entre otras cosas porque antes de su marcha del banco se pactó que él se encargaría de solventar «todos los asuntos que vinieran de atrás» mientras el nuevo presidente se ocupaba «del día a día» y de los temas de «futuro». La otra línea argumental de su relato fue la ausencia de perjuicio para el banco por esta operación, ya que los consejeros beneficiados supieron en todo momento que los fondos eran sólo «un pago a cuenta», de modo que ante cualquier imprevisto volverían a integrarse en las arcas del BBV, que los recuperó un año después de su apertura con 800.000 euros de intereses.