La asociación nacional Propollo negocia compensaciones con el Ministerio de Agricultura
Lasindustriasempiezanacongelar pollo ante la caída del consumo
La cantidad a pagar a los productores por kilo ha descendido de 0,18 a 0,14 euros desde octubre
La cuerda se suele romper por la parte más débil. Al menos esa es la sensación que tienen los criadores de pollo para carne, que acaban de comprobar en sus bolsillos una de las repercusiones de la gripe aviar: el descenso del consumo. Las industrias, a través de la asociación nacional Propollo y en la que están integradas el 95% de las granjas avícolas españolas, rebajó desde octubre de 0,18 a 0,14 euros por kilo de pollo vivo la cantidad a pagar a los productores. Una cifra que pone en peligro un sector que tiene que abordar otros problemas como el incremento del precio de los carburantes, la devolución de subvenciones o la adaptación al nuevo decreto de ordenación de la avicultura de carne. El descenso del consumo se cifraba ayer, en el transcurso de las sextas Jornadas de Avicultura de Carne organizadas por el sindicato Unións Agrarias en el recinto ferial de Semana Verde en Silleda, en una horquilla entre el 8,5 y el 12% respecto al pasado año. La directora general de Ganadería del Ministerio de Agricultura, Beatriz Garcés de Marcilla, aludía a datos de la última semana de octubre, con un bajón de consumo del 8,5%, mientras que Unións Agrarias y la asociación Propollo hablan de entre el 10 y 12%. Ello ha provocado una sobreoferta que obligó a las industrias a congelar unas 3.000 toneladas de pollo para rebajar la presión sobre el mercado, y abrir negociaciones con el Ministerio de Agricultura para percibir ayudas compensatorias. Los criadores y Unións Agrarias cuestionaron ayer que la Administración central evalúe subvencionar a las industrias por el descenso de ventas y se olvide de hablar con los productores. Las cifras resultan demoledoras: si en el 2002 los productores percibían 0,15 euros por kilo de pollo vivo, desde octubre tan sólo perciben 0,14. Un fuerte descenso a pesar del incremento de los costes para las explotaciones, en especial por el alza de los carburantes. La directora general de Ganadería reconocía la situación delicada que vive el sector avícola por la dificultad de luchar contra una alarma social por la gripe aviar que, según Garcés de Marcilla, está basada en «una mera hipótesis». Además, se trata de un sector muy liberalizado, donde no se pueden buscar ayudas compensatorias para sobreproducción y la oferta debe ajustarse a la demanda. Desde el ministerio se articularon medidas para controlar la posible entrada de la gripe aviar en nuestro país, así como para su control, pero también campañas informativas. Entre ellas, la próxima semana comenzará el reparto de material divulgativo para tranquilizar al consumidor del valor nutritivo y las garantías sanitarias del pollo nacional.