Berlusconi limita a seis años el mandato del gobernador del Banco de Italia

La dimisión del gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, que renunció el lunes a causa de los escándalos financieros en Antonveneta y BNL, ha permitido al Gobierno meter mano a una institución que hasta ahora gozaba de un poder y unas prerrogativas únicas. En un consejo de ministros extraordinario, el Ejecutivo de centro-derecha de Silvio Berlusconi aprobó una serie de reformas del banco central que le colocan en los parámetros europeos y atienden quejas históricas de la UE y el Banco Central Europeo. La principal novedad es que el cargo de gobernador ya no será vitalicio, sino que tendrá un mandato de seis años, renovable una sola vez. El nombre del gobernador será propuesto por el Gobierno al presidente de la República, mientras que ahora el candidato era sugerido al Ejecutivo por el consejo superior del Banco de Italia. Con las nuevas reglas, este órgano es solamente «oído». Además, termina el poder exclusivo del gobernador sobre el control de la competencia en fusiones y compras bancarias, porque deberá compartirlo con la autoridad anti-monopolio, tal como exigía la Comisión Europea al abrir un expediente a Italia la semana pasada. La toma de decisiones dentro de la institución también será más transparente y colegial, según el Gobierno, a través del directorio. En resumen, con Fazio ha caído también el sistema que representaba. Otra rareza más que toca a su fin es la que permite a varios bancos nacionales sean accionistas de la propia Banca de Italia.