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Publicado por
m.b. | redacción
León

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Frenar una caída inevitable. Los analistas daban por sentado ayer que la cúpula de Repsol optó por la transparencia, por anunciar de motu propio el serio revés, para amortiguar el más que previsible descenso de la cotización bursátil que provocaría la merma de las reservas probadas de hidrocarburos. En el aire estaba aún muy reciente el caso Shell. Las acciones del gigante petrolero estadounidense se desplomaron hace dos años en la Bolsa de Nueva York después de que la compañía sobrevalorase por error sus reservas probadas de petróleo y gas en un 20%. No está claro si Repsol ha conseguido su objetivo. Su cotización en Bolsa acusó ayer uno de los mayores varapalos de su historia, una caída del 7,7%, o lo que es lo mismo, un descenso de su capitalización bursátil de más de 2.000 millones de euros. La incógnita ahora es si ése será el final del retroceso o si la tendencia a la baja continuará en las próximas sesiones. Y es que aunque el presidente de la petrolera, Antonio Brufau, insistía ayer en quitar importancia al retroceso de las reservas para la actividad del grupo, lo cierto es que el impacto de la noticia ha sido considerable: una rebaja del valor de los activos de 50 millones y una caída del beneficio neto de 160 millones (hasta 250 millones en el resultado bruto). El descenso de las reservas ha puesto de manifiesto las incertidumbres que ha creado para el negocio energético de Repsol el desembarco de Evo Morales en Bolivia.