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| Análisis | El impacto de la oferta alemana en el sector |

El baile eléctrico no ha hecho más que comenzar

SIRO

Publicado por
Mercedes Mora - redacción
León

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Los analistas lo tienen claro: excluyendo al Reino Unido y a Rusia, en Europa sólo quedará sitio en los próximos años para tres, a lo sumo cuatro, grandes compañías eléctricas. Ésta es la principal premisa con la que trabajan los ejecutivos de las empresas europeas del sector y también los inversores. Y es el escenario en el que se enmarca la audaz aparición de E.On en la pugna por Endesa. El golpe de efecto del gigante energético alemán ha cogido con el pie cambiado a otros grandes del sector europeo que se han apresurado a mover ficha. La italiana Enel ya se ha postulado para acudir al rescate de Gas Natural y, por lo que pueda pasar, la francesa EDF dejó caer ayer que no descarta ninguna posibilidad en España. Es más, en el mercado se especula ya con la posibilidad de que Enel o EDF lancen directamente una opa sobre Endesa. Mientras tanto, Gas Natural trata de recabar el apoyo financiero de sus principales accionistas -Repsol y La Caixa- para mejorar su oferta. Si no lo consigue y, además, el Gobierno no logra frenar a E.On, la catalana tendrá que dar marcha atrás en su inten-to de comprar la eléctrica que preside Manuel Pizarro. En ese caso, los analistas apues-tan por una fusión entre Gas Natural e Iberdrola. En las qui-nielas del mercado, la eléctrica vasca es la principal candidata española a ser opada. Su integración con la catalana la protegería de posibles asal-tos y le aportaría un núcleo de accionistas más estable. Fenosa, descolocada A Fenosa, el movimiento ale-mán la ha pillado en plena opa, la lanzada por ACS sobre el 10% de su capital. Los analistas emparejan a la eléctrica gallegomadrileña con Cepsa o con algún grupo portugués como Galp o EDP. Pero si algo ha puesto de manifiesto la maniobra de E.On es la vulnerabilidad de las empresas energéticas españolas. Y en este capítulo, todas las miradas se centran en Repsol. Hasta ahora, los sectores regulados parecían vetados a las grandes operaciones, sobre todo, si el Gobierno de turno se oponía a ellas. E.On ha roto la baraja: conocía el apoyo de Zapatero a la opa de Gas Natural, pero le ha dado lo mismo. Muchos se preguntan ahora qué sucederá si el Ejecutivo no consigue frenar la embestida germana: ¿Ocurrirá lo mismo con Repsol?. Repsol, en peligro En el mercado suenan cada vez con más fuerza los rumores que apuntan que algún grupo industrial o financiero podría estar preparando su asalto a la petrolera. La com-pañía pilotada por Antonio Brufau -antes presidente de Gas Natural- y propietaria del 30,8% de la firma catalana está en horas bajas. Todavía no se ha repuesto del descalabro bursátil que se llevó cuando reconoció que sus reservas eran un 25% inferiores a la que había comunicado con anterioridad. A esto hay que sumarle las demandas de accionistas estadounidenses que se sienten engañados por esa rebaja y la acusación de Bolivia de contrabando de crudo. Al contrario que en Endesa, en Repsol el Gobierno ya no posee la acción de oro, y a nadie se le escapa que la petrolera española está en el punto de mira de gigantes europeos de la talla de la italiana ENI, la británica BP y la angloholandesa Shell.

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