Diario de León

| Crónica | La trama política y económica |

Jugando al póquer mentiroso Villepin anuncia la fusión de Gaz de France y Suez para frenar a Enel

Pizarro dio a entender que sólo confiaba en los accionistas para desbaratar la opa pero Endesa llevaba meses dialogando con los alemanes para poner en aprietos al Gobierno

Dominique de Villepin anuncia la fusión de las dos compañías

Dominique de Villepin anuncia la fusión de las dos compañías

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Gonzalo Bareño - redacción | madrid efe | parís

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El destino de Endesa se juega en un complicado tablero con tantos jugadores económicos como políticos, ambos con ramificaciones internacionales. El órdago lanzado el 5 de septiembre por el presidente de Gas Natural, Salvador Gabarró, dejó momentaneamente fuera de juego al presidente de Endesa, Rafael Pizarro. El hábil empresario aupado por Aznar a la cúpula de la eléctrica esperaba que el PSOE le moviera la silla, pero no vio venir la jugada. Fuentes cercanas a Pizarro, acostumbrado a jugar duro, dicen que le dolió especialmente la prepotencia. «Hoy ponemos el semen y dentro de nueve meses tendremos la criatura», dijo entonces el presidente de Gas Natural. Ese mismo día, Pizarro se conjuró para impedir ese parto anunciado. Para ello, en lugar de al mus, ha jugado al póquer mentiroso. De cara al público, Pizarro planteó la oposición a la opa apelando más al corazón que a la cabeza. Se presentó como víctima, dijo a sus accionistas que les querían pagar «con papelitos» y les aseguró que Endesa valía mucho más de lo que les ofrecían. Como colofón, les brindó, en plena opa, el mayor dividendo de su historia. Tampoco regateó para jugar la carta anticatalanista en pleno debate del Estatuto. Todo era de cara a la galería. Sabía que los accionistas no le sacarían de ésa y desde el primer momento buscó un caballero blanco para desbaratar la opa. En apenas dos meses lo encontró, según algunos con ayuda de Aznar. Se barajaron compañías francesas, pero en noviembre es Wulf Bernotat, presidente de E.On, quien llama a la puerta. Le sobra liquidez y está de compras. A Endesa le supo a triunfo. Era perfecto. En Francia, Chirac podría echar un capote a su amigo Zapatero, pero el Gobierno carece de cualquier apoyo en Alemania. La canciller Ángela Merkel no olvida que el presidente español la llamó «fracasada» y el ex canciller socialista Schröeder trabaja en el consorcio que construirá el gasoducto del mar Báltico, participado por la propia E.On. Por si fuera poco, el archienemigo Bush apoya un oligopolio energético alemán en Europa para contentar a Rusia. Noviazgo corto El noviazgo fue rápido. Mientras la prensa vigilaba a Pizarro, el consejero delegado de Endesa, Rafael Miranda, llevaba la negociación. El 1 de diciembre, éste y varios directivos de Endesa glosaban en la ciudad renana de Essen ante Bernotat las excelentes cifras de Endesa. Una pera en dulce en el mercado energético. El intercambio de información aumenta. Las reuniones se suceden por toda Europa. Bernotat viaja a Madrid el 5 de enero y el último encuentro se celebra en París el 9 de febrero. En esas citas, Miranda oculta dos cuestiones relevantes. Una, que la ley española prohíbe negociar para perturbar el desarrollo de un opa previa. Otra, que sigue vigente el decreto Rato, que limita la entrada en el sector energético de empresas con participación estatal. Consciente de ambas cuestiones, Pizarro admite haber mantenido conversaciones con E.On pero niega pacto alguno, lo cual habría sido ilegal. La estrategia incluye el rechazo formal a la opa en la junta de Endesa. Gane o pierda, fuentes del sector admiten que Pizarro ha jugado con audacia sus escasas bazas. De estar clínicamente muerto ha pasado a tener posibilidades de abortar la que parecía imparable opa de Gas Natural. En todo caso, los accionistas le deben un incremento de casi el 30% sobre la oferta inicial, lo pague E.On, Gas Natural u otro. Pero, sobre todo, y tal vez con lo que más disfrute, ha situado al Gobierno donde menos quería. Ante la opa de Gas Natural el Gobierno dijo que sólo el mercado puede marcar el destino de una empresa y se declaró neutral. Pocos meses después, se ve abocado a poner trabas al libre comercio en Europa y a implicarse en una arriesgada defensa legal contra la opa de E.On. De paso, se ve obligado a defender la necesidad de mantener la «españolidad» de Endesa. Una labor incómoda a la que se han sumado incluso los independentistas de ERC. ¿Y el PP? También descolocado. En pleno debate sobre la identidad nacional, Rajoy tiene que ridiculizar las apelaciones del PSOE a la «españolidad». Hay otro punto oscuro en la estrategia del PP. El presidente de Caja Madrid, principal accionista de Endesa, Miguel Blesa, que debe su puesto a la aquiescencia de la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, ha mantenido silencio sobre la opa inicial de Gas Natural. Y, contra todo pronóstico, varias fuentes aseguran que fue el propio Blesa el que intentó informar con antelación al vicepresidente Solbes, sin éxito, de las negociaciones de Pizarro con E.On. Pero llegó tarde. Llamada de Merkel La noche del 20 de febrero Zapatero recibe la llamada de Ángela Merkel. «Hay opa. No intervengas». Zapatero cuelga, enfurecido como nunca, y pone a toda la Moncloa a trabajar. La opa ha costado demasiado, incluída la imagen de Durâo Barroso llegando en avión a la Moncloa, como para retirarse ahora. Solbes, ex comisario europeo, advierte del peligro de desestimar las advertencias de neutralidad de Bruselas. Pero Montilla, el propio Zapatero y su asesor económico Miguel Sebastián ordenan ir a por todas. La CNE analizará la opa de E.On. Solbes cede pero rechaza dar la cara. Lo hace el propio Montilla y la vicepresidenta Fernández de la Vega. El Gobierno está dispuesto a llegar hasta el final, incluso si hay sanciones de Bruselas. Sabe que E.On no puede esperar a que se dirima una batalla legal. Queda por saber quién asumirá el coste de esas posibles sanciones. ¿Tal vez las asuma Montilla y aproveche para abandonar el Gobierno y presentarse como candidato a la Generalitat?. El Gobierno francés anunció ayer la fusión de la gasista Gaz de France (GDF) y la empresa de servicios Suez con objeto de crear «uno de los principales grupos mundiales en la energía». El primer ministro francés, Dominique de Villepin subrayó ayer en un encuentro con la prensa la «importancia estratégica» del sector energético para el país y añadió que la fusión de ambas compañías «parece hoy la vía más apropiada» para la defensa de ese ámbito productivo. La posibilidad de un acuerdo entre ambas firmas era manejada desde hace tiempo, pero había cobrado fuerza en los últimos días a la luz del interés de la eléctrica italiana Enel por Suez. Villepin no aludió a las pretensiones de Enel y se limito a subrayar que, con la fusión de GDF y Suez «tenemos la ambición de crear un gran grupo», que será el primero del mundo en el caso de gas natural licuado. Los contactos entre los dos grupos -Suez privado y GDF público- se llevaban a cabo desde hace meses, con la idea de poner en común actividades similares y complementarias en el terreno de la producción, el transporte y la distribución de energía. El primer ministro aseguró que en breve se iniciarán los trámites adecuados para modificar la legislación y hacer posible la fusión de las dos empresas. En la actualidad, la legislación francesa impide al Estado reducir su participación en Gaz de France por debajo del setenta por ciento (ahora es del 80,2%). La unión con Suez hará descender la parte estatal por debajo de la cifra legal, por lo que es necesaria la intervención del Parlamento para modificar la normativa en vigor. El ministro de Economía, Thierry Breton, emprenderá el lunes próximo las negociaciones con agentes sociales representados en las dos empresas con el objeto de facilitar la fusión y adaptar el estatuto del persona en cada una de ellas. En los últimos días la prensa francesa apuntaba la hipótesis de un intercambio de acciones entre Suez y GDF para crear un lazo estructural entre los dos grupos que complicaría las intenciones de Enel respecto a Suez, pero no preveía la opción de la fusión. La iniciativa del Gobierno conservador francés tiene lugar en un contexto marcado por las grandes maniobras en el sector de la energía, que tiene otro foco de atención en las ofertas que sobre la española Endesa han lanzado Gas Natural y la alemana E.On.

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